Un camino alternativo

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Reconocidos investigadores de talla mundial como Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, y Thomas Piketty, autor de El capital en el siglo XXI, formulan la necesidad de desarrollar políticas que fomenten una tercera forma de propiedad y gobernanza. Es decir, proponen complementar las históricas categorías del capital público y privado como un aporte fundamental para lograr la democratización de la economía y una mayor trasparencia y control de los capitales.
Hay una larga historia de vicios estructurales en el funcionamiento de la regulación de los capitales a nivel global, particularmente observada en los últimos años en nuestro país, hoy a la cabeza en la fuga de capitales y primero en el ranking cuantitativo de la reconocida denuncia sobre los Panamá Papers.
Sobresalen muchos ejemplos de sectores de la actividad socioeconómica, como la educación, la salud, la cultura, el crédito a la economía real y regional (toda una tradición en la Argentina,) y los medios de comunicación, en las que el gobierno y la propiedad no son de carácter privado comercial ni tampoco estatal, donde aparecen la organización cooperativa y otras formas de la economía solidaria, públicas pero no estatales.
La creación, donde no exista, y la sustentabilidad del cooperativismo y la economía solidaria, constituyen un gran desafío para el futuro. Nuestra Propuesta Cooperativa lo dice claramente: «Se deberá reconocer como forma prioritaria de la organización económica del país la propiedad pública, las empresas que producen bienes industriales estratégicos, las que explotan recursos naturales y las empresas que brindan servicios públicos. Es importante además que se incluya a la propiedad cooperativa y solidaria como una de las formas de la economía social, otorgándole un tratamiento similar al que reciben las empresas de propiedad pública».

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