Una gran familia

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Trabajo mancomunado, apoyo de la comunidad y calidad de atención son los pilares del restaurante cooperativo Lo Mejor del Centro, empresa recuperada por sus trabajadores en 2007.

 

Menú cooperativo. El restaurante autogestionado reabrió sus puertas luego de una larga y ardua pelea. (Carlos Carrión)

Herederos de la larga historia asociativa de la ciudad de Rosario y motivados por la experiencia de lucha llevada a cabo por los trabajadores de las empresas recuperadas, el 17 de abril de 2007 se puso en marcha el restaurante cooperativo Lo Mejor del Centro, una cooperativa de trabajo que cuenta con veinte asociados. «El local funcionaba con otros nombres desde 1992, pero algunos problemas originados por la sucesión de su antigua dueña hicieron que intentaran vaciarlo. El abandono era tan grande que sacábamos plata de nuestro bolsillo para comprar la mercadería y mantener el restaurante abierto. Ante esta situación nos reunimos con los integrantes del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) para ver la manera de constituir una cooperativa, y a finales de 2006 decidimos entrar en huelga, tomar el lugar con guardias rotativas y proteger nuestros puestos de trabajo. Unos meses después, luego de que un juez dictara la quiebra de la antigua dueña, pudimos reabrir el restaurante y obtuvimos el reconocimiento formal de la empresa», relata Sergio Zapata, presidente de la cooperativa. Para eso contaron con el acompañamiento del Ministerio de Trabajo, la asesoría del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), respaldo gremial y la solidaridad de muchos rosarinos.
Dice Susana Quiroz, cocinera de Lo Mejor del Centro: «Durante los tres meses de huelga cada uno de nosotros asumió una tarea. Ir a la municipalidad, al Ministerio de Trabajo, juntarse con los abogados o convocar a los medios. Y los que tenían otro trabajo, o nuestros familiares, traían el dinero para que pudiéramos subsistir. Dependíamos de todos ellos para poder sostener la medida». Asimismo, resultó imprescindible la ayuda recibida de clientes y vecinos, quienes colaboraron con mercadería, comprando la propia comida que ellos aportaban o donando elementos de cocina necesarios para el mantenimiento de este emprendimiento gastronómico. «El apoyo de la gente fue fundamental. Colaboraron con mercadería, vasos, cubiertos y platos. E incluso una vecina de nombre Mónica, que es la madrina del lugar, puso su departamento como garantía del contrato de alquiler. Algo que nos compromete mucho más con nuestros clientes y amigos», subraya Pedro Cano, mozo del restaurante. Al respecto, Fernando Meden, quien también trabaja como mozo, sostiene que «lo fundamental es devolverles a las personas un poco de todo el apoyo que nos han brindado. Y para eso, hay que brindar una cordial atención, con una buena calidad de comida y a un precio justo. Con esa filosofía llevamos adelante el trabajo». En la actualidad, Lo Mejor del Centro tiene una capacidad de 140 cubiertos y un local remozado.

 

Aprendizaje compartido
Antes de conformar la cooperativa, la mayoría de los integrantes de Lo mejor del Centro desconocía el significado del trabajo compartido y el control democrático de una empresa. «No sabíamos nada de cooperativismo y teníamos miedo de lo que pudiera suceder. Fuimos aprendiendo en el camino, tomando algunos cursos de economía solidaria y tratando de entender un mundo que para nosotros era desconocido», plantea Quiroz. Poniendo de relieve el hecho de haber pasado de ser trabajadores en negro, sin aportes previsionales ni beneficios laborales, a conformar una empresa colectiva en la que trabajan y deciden un conjunto de siete mozos, dos jefas de cocina con sus ayudantes, un cajero, dos parrilleros y el personal de limpieza.
Precisamente, Meden hace hincapié en que usan la hora del almuerzo y la cena para discutir todo lo que haga falta. «Somos como una gran familia que se ve todos los días, así que charlamos y discutimos cada tema, lo cual es muy lindo porque no tenemos que ajustarnos a lo que dice un patrón, pero también exige la responsabilidad de tomar decisiones que beneficien al grupo». El sostenimiento de un modelo de gestión basado en los principios de solidaridad y ayuda mutua ha sido destacado por distintas organizaciones del sector, tal como lo demuestran los reconocimientos expuestos en una de las paredes laterales del local. Y ha permitido que sus integrantes se incorporen con pasión y compromiso al movimiento cooperativo. «A mí el cooperativismo me cambió la vida. Por suerte, pude recorrer varios lugares y conocí un montón de experiencias parecidas. Es apasionante poder ayudar a gente que estuvo en la misma situación y hoy quiere gestionar sus empresas de manera colectiva», remarca Zapata a la hora de señalar que Lo Mejor del Centro en su nueva etapa forma parte de un conjunto de experiencias asociativas.

Lautaro Cossia

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