28 de septiembre de 2016
Si uno se deja guiar por los grandes medios, Venezuela está al borde de un estallido, no hay alimentos y en cualquier momento se produce un levantamiento masivo contra el gobierno de Nicolás Maduro. No cabe duda de que la oposición al chavismo encuentra interlocutores receptivos a sus palabras como muy pocos opositores en la región. Existe hoy una «obsesión» mediática que pone en un primer plano a Venezuela como si no hubiera extrema pobreza en Haití o no existieran más de 5 millones de desplazados en Colombia, algunos ejemplos que reciben mucha menos cobertura mediática que Venezuela. Es así que se resalta la falta de azúcar, harina, leche, aceite o arroz sin destacar todo lo que hace el gobierno por los sectores populares marginados por décadas y los millones de dólares que invirtió en infraestructura para los más pobres.
Cuando uno llega a Caracas se encuentra con una realidad muy distinta a la que muchos describen o que tal vez no quieren mostrar. Las calles de la capital están repletas de gente que va y viene en pleno centro donde están el Palacio de Gobierno y la Asamblea Nacional; en los barrios se pueden ver puestos de frutas, verduras y carnes sin ningún tipo de custodia policial como si no existiera temor ante posibles saqueos generalizados y en los centros comerciales la seguridad no es mayor a la de otras capitales latinoamericanas.
Esto no quita que existan problemas serios de abastecimiento de algunos productos básicos y que el gobierno no haya encontrado la forma de resolverlos. Es real, falta arroz y leche. Y si esos productos no llegan al mercado es responsabilidad del gobierno. Claro que es paradójico que quienes levantan las banderas de los humildes frente al oficialismo sean aquellos que representan a los sectores más concentrados y los que menos hicieron por ellos mientras gobernaron durante décadas.