Vocación participativa

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La comisión de asociados tiene un importante rol en la filial
del mítico barrio porteño, signado por su activa vida comercial.
Allí funcionó una de las históricas cajas de crédito.

Hay equipo. Personal y asociados trabajan juntos en la gestión comercial e institucional y en la organización de actividades. (Jorge Aloy)

El Once, como se lo conoce popularmente, no es un barrio porteño: es una zona del más amplio barrio de Balvanera. Comercios de venta minorista y, sobre todo, mayorista, pueblan sus calles, a las que llegan compradores de todo el país,  factor que da lugar a una dinámica especial. Fue a principios del siglo XX cuando miles de inmigrantes de la comunidad judía decidieron afincarse allí e impulsaron el comercio, que en la actualidad ostenta un amplio abanico de rubros. Este marcado perfil comercial generó que numerosas entidades bancarias, incluso con varias sucursales, se instalaran en un radio de pocas cuadras. Y el cooperativismo de crédito, como lo hizo en distintos puntos del país, acompañó también ese progreso: allí funcionó la Central Sociedad Cooperativa de Crédito, entidad fundadora en 1979, junto con otras 43 cajas de crédito, del Banco Credicoop.
«Si bien esta es una zona netamente comercial, todos se conocen, es como una gran familia», señala la gerenta de la filial, María Inés Damill. «Esa idiosincrasia local, la historia y el trato cálido y personalizado produce un fuerte acercamiento entre los asociados y la entidad cooperativa», agrega el vicepresidente de la comisión de asociados, Mario Borré.
Para los integrantes de la comisión la gran diferencia está en la orientación del crédito. «La banca cooperativa nació con el objetivo principal de asistir a las pequeñas y medianas empresas, comerciantes, artesanos, profesionales, las familias, entre otros sectores, porque el sistema lucrativo no los tenía en cuenta; hizo falta que el Banco Central, a partir de la reforma de la Carta Orgánica, saliera a promover con mayor énfasis el crédito productivo, en especial a las pymes, para que la banca lucrativa aplique el 5% de sus depósitos a préstamos cuyo destino sea el financiamiento de la inversión empresaria y que, por lo menos la mitad de los mismos, sean destinados al crédito pyme», explica Sergio Pra, secretario de Relaciones Institucionales.

Impronta democrática
Desde sus orígenes, el cooperativismo, con su impronta democrática, estimuló la participación de sus miembros y es bajo esos principios que el único banco cooperativo de la Argentina continúa promoviendo espacios donde los asociados intervienen en la gestión comercial e institucional de la entidad. «Las comisiones de asociados –indica el presidente de la de Once, Flavio Rosemblat–, son las responsables de vincular a la entidad con la comunidad de la que forma parte». «Es importante señalar que todos los miembros cumplen su tarea ad honórem», aclara Rubén Czicx, de la secretaría de Acuerdos Crediticios y Mora.
«El acompañamiento que recibimos en la gestión comercial es muy valioso
–manifiesta Sebastián González–. Cuando vamos a otorgar un crédito tomamos en cuenta el punto de vista de la comisión, dada la experiencia y el conocimiento de la zona que tienen sus miembros», destaca el oficial de negocios pyme.
«Integrar la comisión tiene que ver con la vocación de participar a nivel social –reflexiona Pra– y esa vocación se puede canalizar en diferentes espacios como la cooperadora escolar, la comisión del club, la sociedad de fomento. Nosotros decidimos ser parte del movimiento cooperativo como una forma de participación ciudadana, dada la afinidad que encontramos aquí sobre qué tipo de sociedad y qué tipo de país queremos», añade Darío Altamirano, de la secretaría de Gestión.  «Esta es una manera de involucrarse y de comprometerse con ese objetivo», amplía Sergio Burstein, de la misma secretaría.
La comisión, entre otras actividades, realiza charlas y debates sobre diferentes temáticas. «Estamos convencidos de que todo lo referente al banco es un servicio. En tal sentido, organizamos encuentros, en los que disertaron importantes panelistas para explicar este concepto y la importancia de impulsar y acompañar el proyecto de ley de Servicios Financieros», cuenta el presidente.
«También nos interesa vincularnos con otras organizaciones –indica la gerenta–, la idea es intercambiar experiencias, brindar ayuda, ofrecer asesoramiento y realizar acciones conjuntas. Hemos apoyado a empresas recuperadas y pymes que estaban fuera del
sistema financiero, abriéndoles una cuenta en nuestro banco, para que puedan entrar en la formalidad, matricularse y trabajar sin restricciones». «Este es un riesgo que asume el banco cooperativo como parte del compromiso social que pregona», agrega el responsable de Relaciones Institucionales.
Por otro lado, la comisión fomenta la formación y la capacitación interna en la filosofía cooperativa. «Permanentemente ingresan a nuestro banco nuevos asociados y nuevos empleados –concluye Damill– y es preciso recuperar la historia y hacerla presente para todos los que integran la entidad comprendan la importancia de sostener este modelo de gestión democrática, eficiente y solidaria».

Silvia Porritelli 

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