21 de diciembre de 2023
AAco Alejandro Acobino
Alejandro Acobino
Ediciones del CCC
214 páginas
Reflexiones. El volumen se nutre de anotaciones encontradas en cuadernos, agendas y cartas que giran en torno al quehacer teatral.
En la reciente publicación de AAco Alejandro Acobino: cartas, ensayos, homenaje la figura del dramaturgo Alejandro Acobino (1969-2011) se recorta, amplía y potencia a partir de diversos ensayos, apuntes, cartas y entrevistas. Como afirma Jorge Dubatti, director de la Colección Ciencias del Arte de Ediciones del CCC, «Acobino se nos revela aquí como un brillante artista-investigador, productor de conocimiento desde su hacer, observador del mundo teatral, filósofo de la praxis artística. Siempre con una mirada aguda y llena de humor».
En la presentación del volumen, Gabriela Acobino sostiene que en los correos electrónicos que revisó tras el fallecimiento de su hermano encontró cartas que marcan el sostenido vínculo que mantuvo con el teatro, textos que le permitieron –a tono con la idea de Dubatti– entablar un diálogo consigo mismo. A esas misivas hay que agregar anotaciones en cuadernos, agendas y archivos en donde aparece un variopinto y meticuloso pensamiento sobre la puesta en escena, la actuación y la escritura teatral. Esos contenidos son los que se ofrecen en esta edición.
Este libro es el tercero dedicado a la memoria del teatrista, tras las publicaciones de Teatro reunido. Continente viril y otras obras (Biblos) y Enobarbo, Plop y otros textos (Ediciones del CCC). Pero, a diferencia de aquellos, aquí no se presentan obras teatrales; estas páginas permiten iluminar otras zonas de la dramaturgia de Acobino. De igual modo, resultará enriquecedor hacer el camino inverso, en un «ida y vuelta» entre los mencionados títulos, que sea capaz de poner en constelación una valiosa porción de la literatura dramática de la postdictadura con la reflexión sobre el quehacer teatral.
«Estoy convencido de que se podría reconstruir la biografía de Acobino en los últimos años recopilando entre todos simplemente cada una de las cuestiones extravagantes que en sus llamadas nos hizo alguna vez», sostiene Mauricio Kartun, uno de sus maestros. En el capítulo titulado «Cartas» (que el propio Acobino dirigía a sus colegas) también se cuela un poco de la extravagancia señalada por el autor de El niño argentino, asociada a una meticulosa mirada sobre el teatro en la que convergen conocimientos sobre la filosofía, la historia del arte y la literatura.
Por otra parte, en «Textos y reflexiones» se esboza una imaginería caótica, erudita y a la vez callejera, pródiga en conocimientos que, lejos de atomizarse en un único rótulo, se diversifican hacia otras formas del saber. El capítulo «En memoria de Alejandro» reúne textos heterogéneos de otros autores que, ya en una marcada voluntad de homenaje, funcionan como una galería de recuerdos, sin por ello abandonar la impronta reflexiva. De este modo, leemos en voz de Martín Cremonte: «La huella única, la marca de identidad del teatro de Alejandro Acobino tal vez sea la alquimia entre pesimismo y risa. Rara vez la misantropía se relaciona con la alegría o la destrucción con la creación, pero quizá esa conjunción sea precisamente la forma adecuada para caracterizar el acontecimiento teatral de Acobino». Una definición estimulante para pensar su historia, pero también su ausencia.
En «Entrevistas» encontramos dos a cargo de Gabriela Acobino: una a Gabriel Wolf (miembro de Los macocos, compañía que se destacó en Continente viril) y otra a Omar Argentino Galván, con quien su hermano integró la primera formación del grupo Sucesos argentinos. También hay una nota de Cecilia Hopkins al propio homenajeado, a propósito de Absentha, uno de sus trabajos más celebrados por la crítica y el público. El cierre del libro es un nutrido apéndice que repasa su carrera artística de forma cronológica y que, desde luego, se extiende más allá de su prematura desaparición física.