19 de febrero de 2024
El acceso a internet resulta cada vez más necesario para realizar actividades de todo tipo: escolares, laborales, recreativas o también para sacar un turno para renovar el DNI. Estas necesidades esenciales para ejercer la ciudadanía suponen el acceso a internet, pero chocan con la lógica del mercado que piensa exclusivamente en términos de costos. Entrar en barrios vulnerables, carentes de infraestructura básica, hacer tendidos de decenas de kilómetros para conectar un pueblo o casas dispersas en una zona rural, por ejemplo, no resulta rentable para las empresas. En ese vacío que dejan las compañías con fines de lucro, surgen proyectos solidarios gestionados por mutuales, cooperativas o fundaciones que proponen otra forma de conectarse más ligada a la construcción comunitaria que a solo con dar un servicio. Este tipo de emprendimientos colectivos son variados y dispersos.
Por Esteban Magnani
