Política

Bandera de largada

Tiempo de lectura: ...

El año electoral se inició en tres provincias, al tiempo que distintos sectores del ámbito político acusan el golpe de las revelaciones del caso Odebrecht y las presiones del gobierno sobre el Poder Judicial. El complejo escenario de las paritarias.


Primeras paso. Los chaqueños acudieron a las urnas para elegir representantes de los partidos para diputados. Un frente del PJ salió airoso. (Télam)

El oficialismo celebró de buena gana que el candidato de la alianza ECO-Cambiemos, Eduardo Tassano, destronara al intendente correntino Fabián Ríos, del Partido Justicialista (PJ), por casi 4 puntos de diferencia: 50,17% contra 46,47%. El jefe comunal electo superó la mitad de los votantes en un distrito que Ríos gobernó en los últimos cuatro años, pero que dirigió el radicalismo desde 2001, luego de la debacle del clan Romero Feris, que llevó a las intervenciones federales de Ramón Mestre y Oscar Aguad. El peronismo siempre tuvo dificultades para hacer pie en la provincia, hasta que en 2009 el regatista olímpico Carlos Mauricio Espínola dio el batacazo y ganó la intendencia de la capital, justo cuando el Frente para la Victoria (FpV) sufría un revés en las parlamentarias de medio término de la primera gestión de Cristina Fernández, con el recuerdo fresco del conflicto con el campo. Ríos sucedió a Espínola en otro momento crítico para el kirchnerismo, en 2013.
Este cambio de tendencia encuentra a la alianza de gobierno en plena deliberación sobre el modo de construir consensos internos para las legislativas de octubre, con amplios sectores del radicalismo molestos por el modo en que el presidente Mauricio Macri maneja la relación con el partido que en 2015 le aportó estructura para poder presentarse en todos los distritos. El triunfo de Tassano, un médico cardiólogo radical de reconocida trayectoria, que fue concejal y diputado provincial, alegró al oficialismo nacional y le dio un respiro cuando varias encuestas mostraban a un electorado esquivo a las políticas del gobierno central.
El peronismo, en tanto, pudo mostrar dos triunfos en el primer domingo del año electoral que le dan aire en momentos en que también dirime su interna, bastante áspera en más de una provincia. En Chaco, que realizó las PASO para renovar la mitad de la Cámara Baja, el Frente Chaco Merece Más, que gobierna la provincia con Domingo Peppo y la capital con Jorge Capitanich, obtuvo 50,12% de los sufragios, contra el 33,5% de las tres listas sumadas que apoyan a Cambiemos.  
En La Rioja también se renueva la mitad de la Cámara Baja y allí Cambiemos apenas superó el 18% de los votos. El justicialismo fue dividido, y en su versión más exitosa, que llevaba el logo oficial del PJ, logró cerca del 25% de los votos, mientras que Encuentro por La Rioja, otro afluente peronista, quedó en segundo lugar, con escasa diferencia sobre Cambiemos. El triunfo permitió que el presidente del PJ a nivel nacional, el sanjuanino José Luis Gioja, apelara  a la unidad federal para las parlamentarias.
Al mismo tiempo que celebraba Tassano, en el gobierno nacional cundía el temor por las consecuencias que pueden tener las revelaciones de directivos de Odebrecht, un escándalo que puede generar en este lado de la frontera un cataclismo político similar al que produjo en Brasil, donde quedaron salpicados dirigentes de todos los partidos.
La preocupación llevó al ministro de Justicia, Germán Garavano, a viajar a Estados Unidos para hablar con el jefe de los fiscales, Jeff Sessions, para liberar información que ejecutivos de la multinacional brasileña entregaron a la Justicia estadounidense sobre sobornos pagados en el país en los últimos años y que la empresa estimó en 35 millones de dólares.
El caso Odebrecht desnuda un modus operandi que, si bien es escandaloso, no por eso deja de sorprender, ya que tiene décadas de funcionamiento más o menos aceitado. La propia empresa, que tiene a su presidente, Marcelo Odebrecht,  preso y condenado en Brasil, reconoció que lleva pagados más de 3.000 millones de dólares en coimas en casi todos los países de América Latina. Los ejecutivos de la constructora aceptaron «prender el ventilador» con tal de reducir la condena que les esperaría en su nación de origen, y en ese camino dejaron mal parados al expresidente de Perú, Alejandro Toledo, y al actual mandatario de Colombia, Juan Manuel Santos. Aquí las autoincriminaciones de Odebrecht podrían repercutir tanto contra funcionarios del gobierno anterior, como a los actuales y a miembros de gobiernos provinciales o municipales.

Jueces en la mira
El caso Odebrecht desnudó otro momento crítico para la institucionalidad. Porque voceros del oficialismo volvieron a arremeter contra la procuradora Alejandra Gils Carbó, a la que no quieren cerca y aún no hallaron el modo de expulsar. Ahora dijeron que busca direccionar esa investigación en contra del gobierno.
Las palabras del presidente Macri en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires en una entrevista pública fueron indicativas del rumbo que pretenden en la Casa Rosada. «Los miembros de la Justicia Federal tienen que saber que cuidado (sic), porque los argentinos queremos saber la verdad, entonces más vale que ellos nos representen. Si no, vamos a buscar otros jueces que nos representen».
Otro acusado de afinidad con el anterior gobierno, el juez Eduardo Freiler, seguía en la picota. Las presiones para que renuncie no encontraron la respuesta esperada y los intentos de someterlo a juicio político tampoco, por la falta de un voto clave en el Consejo de la Magistratura, el del representante de los académicos, Jorge Daniel Candis, convertido entonces en un obstáculo para el nuevo diseño al que en el área de Justicia aspira Cambiemos. Un diseño que choca con la resistencia de jueces no necesariamente filokirchneristas o incluso notoriamente opuestos. Así nació la Asociación de Jueces Federales, cuyo presidente, Jorge Morán, de la Cámara Contencioso Administrativo Federal, confió en que «pueda contar algún día con las herramientas y los hombres para poder tener una Justicia que permita llegar a una República con la que soñamos».
La sorpresiva renuncia de Susana Malcorra, en tanto, despertó suspicacias de las que no fue ajeno el escándalo Odebrecht. Pero otros temas la podrían haber malquistado con el oficialismo, como haber apostado a pleno a la candidatura de Hillary Clinton en las elecciones estadounidenses, sin dejar margen a un triunfo de Donald Trump, lo que complicó al presidente con un viejo conocido. Además, su renuncia por razones personales explicando que debía estar cerca de su familia en Madrid contradice  su deseo –en el que embarcó a la cancillería en pleno– de estar al frente de la ONU, un organismo con sede en Nueva York.

 

Estás leyendo:

Política

Bandera de largada