16 de abril de 2024
El déficit habitacional en las grandes urbes de todo el país se profundizó en el primer trimestre del año con la derogación de la ley que regulaba el sector.
Oferta demorada. La mentada desregulación del mercado no redundó en mayor ofrecimiento de unidades habitacionales.
Foto: NA
Si bien suele presentárselo como un problema mayormente porteño, el déficit habitacional alcanza a buena parte de las grandes urbes y se derrama a nivel nacional. Con los últimos incrementos en el valor de los alquileres, que se dispararon en los últimos meses producto de la desregulación del mercado que habilitó el Gobierno con el decreto lanzado en diciembre último, los problemas en el acceso a la vivienda se profundizaron. En la Ciudad de Buenos Aires, como en otras importantes del país, cuatro de cada diez viviendas ofertadas se publican en dólares. El resultado es que la oferta global de inmuebles se contrajo en marzo otro 10% con respecto a febrero previo.
Con valores que promedian el medio millón de pesos para un departamento de tres ambientes, el porcentaje del ingreso que se destina al alquiler se ubica en sus máximos históricos. Por ejemplo –saliendo de la visión porteñocentrista–, en Rosario los jubilados que tienen un haber mínimo de 205.000 pesos deben gastar el 72,1% en el alquiler de un departamento monoambiente medio, sin incluir expensas ni servicios. «Por su parte, trabajadores que perciben el salario mínimo de 202.800 pesos, destinan el 72,9% de su ingreso al pago del alquiler para un departamento de un ambiente. Los valores expresados anteriormente no incluyen expensas, las cuales alcanzan en promedio el 9,8% del costo de alquiler», señala un informe de Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO).
De acuerdo con el CESO, el alquiler de un departamento de un ambiente parte de los 300.000 pesos, con un aumento interanual a marzo del 275%; el de dos ambientes, parte desde los 350.000 pesos (288,9%) y la locación de tres ambientes, desde los 500.000 pesos (233,4%). Por su parte, el Salario Mínimo Vital y Móvil, que en marzo llegó a 202.800 pesos, cubre el 67,6% de un alquiler y las expensas alcanzan en promedio el 11,9% del precio de oferta de un alquiler. En tanto, la página Zonaprop publica alquileres de departamentos de dos ambientes en CABA desde los 422.502 pesos.
Más hogares, menos propietarios
Un informe de Inquilinos Agrupados sostiene que en la Ciudad de Buenos Aires en los últimos 20 años se duplicó la cantidad de inquilinos, mientras que la cantidad de viviendas creció en un 65%, alcanzando los 1.600.000 establecimientos. «En la Ciudad de Buenos Aires hay una vivienda por cada dos personas», detalla la entidad. No obstante, el problema habitacional, producto de la especulación inmobiliaria, persiste tanto en la Ciudad como en las grandes urbes del país. «En el mismo período bajó la cantidad de propietarios (personas que viven en su casa y no tienen viviendas en alquiler)», agrega el informe.
Por su parte, un relevamiento del Instituto de Estudios y Formación de la CTA sostiene que en todo el país casi 8 millones de personas acceden a una vivienda a través del alquiler. «La expansión e impacto de esta forma de tenencia de la vivienda en las últimas décadas lo ha transformado en uno de los principales emergentes de la problemática habitacional que sufre nuestro país», señala el documento de la central obrera. «Las desregulaciones que propone el Gobierno de (Javier) Milei en el mercado de alquileres promueve una profundización de la crisis de acceso a la vivienda con implicancias difíciles de dimensionar, pero todas generando mayor exclusión y mayores asimetrías en los sectores populares», alerta el instituto de la CTA.
El alquiler posee una fuerte incidencia en las grandes urbes. Pero en un análisis más pormenorizado se encuentran ejemplos de pequeñas ciudades que poseen niveles muy altos de hogares inquilinos, principalmente en la región patagónica. Esto se debe a que ciertos enclaves productivos, principalmente vinculados a la explotación minera, de hidrocarburos, el turismo o el cultivo de soja, se han vuelto atractivos para la inversión inmobiliaria.
El turismo extranjero impacta fuerte en las ciudades: en Ushuaia el 36% de los hogares son alquilados y poseen un importante déficit habitacional, con un gran número de viviendas precarias. Otro caso es el del Departamento de Lago Argentino, en Santa Cruz, que incluye las ciudades de El Calafate y El Chaltén, donde con una población estable de 25.500 personas, casi 10.000 alquilan, un 38% de la población, el mismo nivel que CABA.
El caso de Vaca Muerta es también paradigmático. En los departamentos de Añelo y Pehuenches, de un total de 16.500 hogares, el 26% son viviendas alquiladas, un punto más alto que el nivel provincial y cinco puntos por encima del nacional. «Los salarios de los petroleros son superiores al resto de los trabajadores y por ello muchos propietarios ofrecen sus propiedades a este sector dejando pocas posibilidades o precios altos para el resto de los trabajadores», ejemplifica el informe de la CTA.
Por su parte, el excedente de las ganancias por la exportación de soja, no solo se invirtió en desarrollos inmobiliarios en las grandes urbes. Muchos «pueblos» crecieron al ritmo del boom sojero y han cambiado su fisonomía en torno a la tenencia de la vivienda. No es raro encontrar muchas localidades en zonas agrícolas de alto rendimiento con índices de hogares inquilinos iguales o mayores a la media nacional.
En paralelo, creció el alquiler de piezas en hoteles-pensión y conventillos, como reflejo de la situación socioeconómica y habitacional. «A pesar de sus deficiencias edilicias y la falta de previsibilidad que conlleva vivir en este tipo de viviendas, otorga alguna solución habitacional de largo plazo muy consolidado. De acuerdo con los datos oficiales, se estima que existen 30.656 hogares bajo estas tipologías, el 2,27% del total de la Ciudad de Buenos Aires», advierte del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Las personas que viven en este tipo de establecimientos representan el 20,8% de los hogares con hacinamiento crítico. Tal situación deriva de las dificultades que encuentran las familias para acceder al mercado formal de alquileres: el 58,2% de los hogares encuestados por el CELS refieren dificultades debido a la falta de un recibo de sueldo y un 56,4% por falta de otros requisitos, como mes de adelanto y garantía. Como resultado, el 78,1% de los hogares inquilinos no posee contrato de alquiler firmado. Esto se evidencia más fuertemente en hoteles-pensión (91,3%) que en los conventillos (43,3%).