Humor

Noveísmo

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Santiago Varela

Como el clima últimamente está tan loco como otros locos que andan por ahí, me puse ropa de verano, arriba ropa de invierno y me fui a ver al oculista, mi gran amigo Pepe Presbicia.

–Tengo un problema Doc. El Gobierno dice que mi sueldo le gana a la inflación y que cada día que pasa estamos mejor, pero yo veo que con lo que gano no puedo comprar ni medio kilo de tomates peritas. Se ve que tengo un problema en la vista, no se, hay cosas que no veo.

–No se preocupe –me dijo– Es una epidemia. Se llama noveísmo. Hay muchos que no la ven. El problema es cuando dicen que el que no la ve es usted, aunque los que no la ven son ellos. Pero no es grave, informándose se pasa.

–¿Informándose? Eso no es fácil, Doc. Mucho laburo, mucha fake news, mucho tener que pensar. ¿No habría alguna pastilla, un comprimido en ayunas, y chau?

–En ayunas hoy es común, pero no, el noveísmo, no se cura cerrando los ojos, sino abriéndolos más.

Como para los médicos todo siempre es una pavada y cuando la pavada la tenga que hacer el paciente y no ellos, me despedí de Presbicia y enfilé para el lado de Tribunales donde estaba mi amigo el abogado Pepe Exhorto que salía de un curso sobre cómo indexar honorarios para ganarle a la inflación, a la Scaloneta y a lo que venga.

–Escuchame, Pepe, ¿cómo viene el futuro para la Justicia?

–Para la Justicia viene complicada, muchos bolonquis, muchos reclamos, pero para los jueces viene dulce como un bombón. Especialmente los de la Corte. Ellos no tienen problema, nadie les arruga la toga. Los Gobiernos pasan, pero ellos quedan.

–Te equivocás –dije–, los Gobiernos no pasan, los Gobiernos son ellos. Los que pasan son los ministros y los presidentes, que como dijo un prócer eminente de las letras son «cargos menores».

Lamentablemente Pepe Exhorto no me escuchó porque ya se había ido a presentar un amparo contra la ley de Murphy porque le complicaba la vida.

Que este mundo y nuestro país está cada día más desquiciado no hay dudas. El problema es cuando los costos de la locura caen siempre sobre los mismos, que solemos ser nosotros, los llamados la gente de a pie. Frase ingeniosa que divide a las personas en Gente de Bien que son los que están de acuerdo con los que están arriba, cualesquiera sean estos, y Gente de a Pie que somos los que tenemos que ir a laburar… y no precisamente a una embajada en París.

–Lo que pasa –dijo uno de profesión infiltrado– es que ustedes se pasan buscando el pelo al huevo, la quinta pata al gato, la cometa a las concesiones, pero el país está en crisis y  ya no se puede vivir y dejar vivir, ahora solo alcanza para que uno viva bien. ¿Te percatás?

Y la verdad es que me percato, pero no me gusta.

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