Voces | ENTREVISTA A SUSANA LLOVERAS

El mosquito contraataca

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María José Ralli - Fotos: Guadalupe Lombardo

Con una transmisión sostenida durante todo el año, se espera para el verano un brote de dengue. Abordaje coordinado y el rol de la comunidad, claves para mitigar la proliferación del vector.

El dengue vuelve a ser noticia. A pocos días de la llegada de la primavera y con un brote que este año duró hasta entrado el otoño, el escenario epidemiológico obligó a las autoridades sanitarias a implementar una campaña de comunicación destinada a la prevención durante el invierno y a poner en marcha un Plan de Abordaje Integral. ¿Es suficiente? ¿Llegamos a tiempo? ¿Qué nos depara el futuro?

Quien responde todas las dudas es Susana Lloveras, médica especialista en clínica médica e infectología con más de 25 años de experiencia en áreas de patologías endémicas, tropicales, emergentes y zoonóticas, hoy al frente de la sección Zoopatología Médica del Hospital Muñiz, creada por Olindo Martino, reconocido médico tropicalista.

«Él decía –cuenta Lloveras–, proféticamente hace 30 años, que potencialmente íbamos a tener una emergencia de dengue, hablaba de “una salud” como concepto y advertía que teníamos que prestar atención no solo a la salud humana, sino también al ambiente, los animales, el clima, porque todo estaba relacionado». Lloveras hace poco concretó un viejo proyecto, la creación de una clínica de Medicina del Viajero, donde despunta su otra pasión: la comunicación.

–¿Cuál es la situación actual del dengue en Argentina según su experiencia?
–El dengue en Argentina muestra cambios en los últimos años. Históricamente, los brotes ocurrían cada tres o cuatro años, siguiendo un patrón bastante regular, pero desde la introducción del dengue en 1998, hemos tenido brotes en 2009, 2016, 2020, 2023, y este año nuevamente. La frecuencia viene aumentando y en algunas regiones, como Formosa y Chaco, la transmisión fue continuada, indicando una alteración en la dinámica de la enfermedad.

–¿Cómo varía la situación del dengue entre las diferentes regiones del país?
–Varía considerablemente; en el noroeste y noreste la transmisión del dengue es más persistente, impulsada por factores como el acceso limitado al agua potable y la urbanización deficiente. En estas áreas, el almacenamiento de agua para consumo se convierte en un criadero propicio para los mosquitos. Además, el cambio climático y las condiciones meteorológicas juegan un papel crucial en la proliferación del vector. En contraste, en otras regiones del país, donde las condiciones son más favorables, el riesgo de transmisión puede ser menor. Sin embargo, es fundamental mantener una vigilancia constante en todas las áreas para prevenir brotes y proteger la salud pública.

–Dado estos cambios, ¿es posible que se vuelva endémico o que haya un brote más grave este año?
–En algunas regiones la enfermedad ya tiene un comportamiento endémico, particularmente en el noreste y noroeste de Argentina. Los brotes se están volviendo más frecuentes y graves. Este año, hemos registrado más de 580.000 casos de dengue, lo que evidencia una alta circulación del virus. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los datos oficiales pueden no reflejar la situación real, ya que existe un subregistro de casos y muchas personas no consultan por síntomas leves o son asintomáticas. Esta tendencia nos indica que debemos estar alertas y preparados ante la posibilidad de un nuevo brote.

–¿Hay que encararlo como un problema de salud pública?
–Sí, definitivamente es un problema de salud pública, que afecta no solo a Argentina, sino a toda la región de las Américas. Por eso es crucial prestar atención a los países vecinos, donde tenemos un aumento persistente en el número de casos. En lo que va de esta temporada ya hubo 11 millones de casos en Brasil, siendo el país más afectado. Le sigue Paraguay, pero también Perú y Bolivia. En toda la región está circulando el dengue.


Educar a la población
–Frenar al mosquito transmisor parece imposible, ¿qué medidas de control y mitigación se pueden tomar?

–Es una batalla un poco perdida, pero no tenemos que abandonar el control vectorial. La Organización Mundial de la Salud recomienda un enfoque integrado para el manejo de arbovirus, que incluye el dengue. Este enfoque se representa como una flor con siete pétalos: gestión, epidemiología, atención del paciente, diagnóstico, vacunas, manejo ambiental y comunicación. El control del vector ha sido complicado, pero sigue siendo una parte fundamental de la estrategia para reducir la transmisión del dengue.

–¿Cómo se da esa batalla?
–En principio, las campañas de prevención son esenciales. No sabemos cuál será el escenario, pero lo cierto es que estamos preocupados. Con la llegada del verano y el aumento de la movilidad durante las fiestas, es vital educar a la población sobre cómo reducir los criaderos de mosquitos. La prevención debe ser una prioridad constante, y las campañas deben ser claras y accesibles para llegar a todos los sectores de la población. Y la comunidad tiene un papel fundamental: cada persona debe colaborar en la eliminación de criaderos de mosquitos en sus hogares, como floreros, recipientes con agua y otros lugares donde el agua pueda acumularse. La responsabilidad compartida es clave para enfrentarlo de manera efectiva.

–Recientemente se presentó un Plan Integral de abordaje desde el Ministerio de Salud junto con las provincias. ¿Es suficiente?
–Un plan integral es importante, el Estado tiene que ejercer el rol de rectoría en el manejo de estas enfermedades y luego trabajar en forma mancomunada con los Estados provinciales y municipales. La efectividad del plan dependerá de la implementación y coordinación en todos los niveles y aquí no puede haber grieta. La estrategia de la Ciudad de Buenos Aires tiene que estar en línea con la de la provincia, teniendo en cuenta el flujo de gente que circula en el AMBA.

–¿Qué medidas se deberían tomar para que haya repelentes previendo el escenario que se acerca?
–Los repelentes son una parte de esa flor que ilustra la OPS en su Estrategia de Gestión Integral y es una herramienta importante para prevenir las picaduras de mosquitos, pero sabemos que son costosos y no siempre están al alcance de todos. También es importante considerar otras medidas preventivas, como la instalación de mosquiteros en puertas y ventanas y el uso de ahuyentadores de mosquitos. Por otro lado, impulsar la producción pública de medicamentos y repelentes puede ser una solución efectiva para garantizar el acceso a estos productos esenciales. La producción pública puede ayudar a reducir costos y asegurar que las personas con menos recursos también puedan protegerse, garantizando la accesibilidad.

Herramienta valiosa
–¿Cuál es su opinión sobre la vacunación y qué parámetros se deberían seguir?

–La estrategia de vacunación es una herramienta valiosa, especialmente en áreas endémicas y para personas que ya han tenido dengue. Varias provincias como Misiones, Salta, Corrientes y Santa Fe han implementado diferentes estrategias de vacunación, y es probable que se sumen más en el futuro. La Comisión Nacional de Inmunizaciones ha propuesto comenzar con un grupo prioritario de personas de 15 a 39 años, donde se ha observado un mayor número de casos, y luego extender la vacunación a otros grupos. La vacuna es una herramienta más dentro de esta estrategia integrada de control de arbovirus, no nos va a servir en el contexto de un brote ya instalado, pero quizás es este el momento para empezar con alguna estrategia de vacunación.

–¿La vacuna está indicada para cualquier persona?
–Aclaremos que esta vacuna no está en el calendario y no es gratuita, salvo la que aplican las provincias en sus estrategias. Dicho esto, su eficacia es mayor en individuos que han tenido dengue previamente, pero también pueden recibirla quienes no han tenido la enfermedad. En los que han tenido dengue la vacuna demostró eficacia contra los cuatro serotipos del virus y también en los que no han tenido la enfermedad para los serotipos 1 y 2, pero no se demostró eficacia contra la enfermedad sintomática contra los serotipos 3 y 4 y la hospitalización por el serotipo 3. Los serotipos 1 y 2 han circulado recientemente en nuestro país. Es importante tener en cuenta que no todas las personas pueden vacunarse ya que es una vacuna a virus vivos atenuados, por lo tanto, no debe aplicarse en menores de 4 años, mujeres embarazadas y en período de lactancia, y en aquellas personas inmunosuprimidas.

–Finalmente, ¿está el sistema de salud preparado para un posible brote importante?
–El Ministerio de Salud está trabajando desde principios de este año en la creación de una red de referentes clínicos para el manejo del dengue. Sin embargo, hay cuestiones que aún necesitamos abordar, como la organización del sistema de salud frente a un posible brote, que cuando sucede, genera una alta demanda de consultas, lo que puede sobrecargar un sistema de salud ya fatigado por la pandemia de covid-19 y otros problemas que tiene que abordar.

Tanto los hospitales como los centros de atención primaria tienen que estar adecuadamente preparados y esto incluye no solo a los profesionales médicos, sino a todo el equipo de salud: desde recepcionistas y personal de seguridad hasta profesionales de enfermería, diagnóstico, servicio social, farmacia y médicos. Hoy estamos en proceso de revisar cómo se está manejando la atención y un comité de mortalidad está investigando las causas de los fallecimientos durante la última epidemia para entender si estos se debieron a demoras en la atención médica o a otros factores. Aún hay aspectos que debemos mejorar para garantizar una respuesta más efectiva en el futuro.

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