17 de septiembre de 2024
Milei habló ante un recinto semivacío y desplomó el rating televisivo. El mantra del déficit cero, insultos a la oposición y los riesgos de ponerse al frente de un proyecto con destino incierto.
Mensaje leído. El presidente anticipó que vetará todos los proyectos «que atenten contra el equilibrio fiscal».
Foto: NA
Javier Milei presentó el domingo por la noche el proyecto de Presupuesto 2025 ante un Congreso que lo esperó con más de la mitad de las bancas vacías, donde justificó sus políticas de ajuste con el mantra del «déficit cero» y le anticipó a la oposición que volverá a vetar cualquier iniciativa que lo contradiga. El presidente le puso el cuerpo a una iniciativa que definió como fundamental para el futuro de su mandato, con el riesgo de no contar con los votos suficientes para convertirla en ley.
En un hecho inédito, decidió ir en persona a presentar el proyecto en lugar de delegarlo al ministro de Economía. Lo transmitió por cadena nacional, que arrancó pasadas las 21 del domingo en el salón de los Pasos Perdidos, donde recordó que es «el primer presidente economista de la historia argentina» y consideró de máxima importancia a la denominada Ley de Leyes porque «el destino de un pueblo se juega en las definiciones económicas que toma».
Una vez más, eligió el horario nocturno del denominado prime time para dar su discurso, de casi 45 minutos, que tuvo picos de rating de alrededor de 16 puntos sumando todas las señales. Desglosado, el número es negativo: se desplomó el rating en los canales de aire, que cayeron diez puntos ni bien comenzó la transmisión en cadena, y apenas compensó esa caída con los de cable, donde se miró un poco más, aunque el resultado quedó muy lejos de los 50 puntos que había alcanzado en marzo durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.
Parado en un atril, Milei sentó a sus espaldas a la vicepresidenta Victoria Villarruel y el titular de Diputados, Martín Menem, junto con los legisladores José Luis Espert y Ezequiel Atauche, quienes presiden las Comisiones de Presupuesto de ambas cámaras. Corrido al costado, sin entrar en el plano principal de la transmisión, ubicó a su ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo.
Frente a ese Congreso semivacío, Milei comprometió a los gobernadores a realizar un ajuste adicional de 60.000 millones de dólares y lanzó duras críticas a la oposición. «Es una regla táctica (sic) de la política argentina que cuanto más votos tiene un proyecto en el Congreso, peor es para la sociedad», dijo ante la ausencia de la mayoría del kirchnerismo y otros bloques opositores, con los palcos colmados de militantes libertarios vestidos de traje que cantaban «tiene miedo, la casta tiene miedo».
La transmisión oficial evitó filmar a los opositores, al igual que sucedió en la apertura de sesiones ordinarias, cuando fueron eliminados de la cadena nacional por una orden que en ese momento en la Rosada adjudicaron a Karina Milei. Por eso no se escuchó la reacción de algunos de los pocos opositores presentes que entraron en el juego de Milei y respondieron a sus chicanas. Las cámaras también esquivaron mostrar los asientos vacíos, recurriendo a planos cortos que no dieran imágenes panorámicas del recinto. Después de algunas semanas de su renovada versión «rosquera», en la que el presidente recibió a legisladores y se metió de lleno en el barro del Congreso, el domingo por la noche retomó su estilo clásico de confrontación contra la «casta». Sostuvo un tono belicoso, que lleva la impronta de su asesor estrella, Santiago Caputo, una de las ausencias más notorias de la noche.
Contraste. Ausencia de los bloques opositores y palcos colmados de militantes y funcionarios.
Foto: NA
Números que no cierran
Pese a su desventaja inicial, La Libertad Avanza, que tiene un bloque de apenas 39 diputados, pudo sumar dos triunfos enormes en la Cámara Baja gracias a la ayuda de sus aliados: aprobó la Ley Bases con 147 votos a favor y el paquete fiscal con 144. Pero el escenario político cambió mucho desde entonces y el poroteo inicial en torno al presupuesto 2025 es complejo para el oficialismo, que hace unos días celebró haber podido reunir los votos para resistir el veto presidencial a la reforma previsional. A Milei le espera la ardua tarea de juntar los votos en Diputados, con una oposición que en las últimas semanas mostró una iniciativa inédita con la aprobación de varios proyectos propios.
El oficialismo y sus aliados habituales del PRO, que conduce Cristian Ritondo, y el MID, de Oscar Zago, suman 80 bancas; y durante la reforma jubilatoria ni siquiera acompañó todo el bloque macrista. Por eso fue llamativo que, ante ese panorama adverso, Milei se diera el gusto de lanzar el domingo una chicana a Mauricio Macri. «No me deja de llamar la atención que dirigentes de todos los colores y banderas nos acusen tan seguido de no tener gestión. A eso yo les digo, ¿saben qué? Gestionar no es designar miles de funcionarios en todos los rincones de Estado cuando la mitad de esas áreas no deberían existir», lanzó en alusión a una de las críticas que hizo en voz alta el expresidente cuando relanzó el PRO. Pese a ese cruce, el presidente evitó leer uno de los tramos más polémicos del borrador que había circulado horas antes, en el que incluía un nombre propio: acusaba a la exministra macrista Carolina Stanley de haber sido la inventora de los «intermediarios» que «lucraban con la pobreza».
La semana pasada, Milei había calificado de «héroes» a los 87 diputados que defendieron su veto a la reforma jubilatoria; pero incluso si lograra repetir ese número en las próximas semanas, está lejos de poder garantizarse la aprobación del presupuesto. El oficialismo estará obligado a contener al PRO y volver a negociar con espacios con los que tensó la cuerda en los últimos tiempos, como los radicales, Encuentro Federal (el bloque de Miguel Pichetto) e Innovación Federal, que aglutina diputados que responden a los gobernadores, en medio del ajuste que les exigirá a las provincias.
«Vetaremos todos los proyectos que atenten contra el equilibrio fiscal» reiteró desde el Congreso, acaso atajándose ante la posibilidad de un resultado adverso. El presidente gobernó en lo que va de 2024 sin un presupuesto aprobado, una situación que –si bien a priori parece una debilidad– fue la que lo habilitó a hacer un manejo discrecional de las partidas. ¿Hasta qué punto cree que necesita aprobar el nuevo proyecto para 2025? El tono de su discurso para presentarlo desató algunas suspicacias y ya hay algunos diputados que sugieren que no está muy preocupado por convertirlo en ley, porque preferiría continuar con la libre disposición de los recursos. En la vereda de enfrente, algunos consideran que esa sería una pésima señal para los mercados y que su plan económico quedaría perjudicado si no demuestra que puede generar un consenso en el Congreso. En medio de esas discusiones, el Gobierno tendrá esta semana un nuevo round en el Congreso, ya que la oposición intentará enfrentar su veto a la ley para financiar universidades. Las negociaciones en torno al presupuesto todavía no comenzaron.