17 de octubre de 2024
Nacida de la crisis de 2001, la cooperativa Mercado Solidario ofrece un espacio alternativo a las formas capitalistas de consumo. Apoyo del IMFC.
Rosario. Los días viernes se realiza una feria de frutas y verduras en la vereda de la sede de calle Santiago 989.
Foto: Julieta Pisano
«No somos una comercializadora, somos un almacén de precio justo» es lo primero que aclaran quienes integran la cooperativa Mercado Solidario de Rosario. Concebida como una organización que experimenta formas no capitalistas de producción, distribución y consumo, forman parte de la Red de Comercio Justo del Litoral.
Su nacimiento está vinculado a la crisis de 2001, cuando un grupo de amigos comenzó a tener conocimiento del funcionamiento de los trueques, al que consideraron «una estrategia adaptativa popular muy creativa por su carácter solidario». «Lo que nos llamó la atención fue su carácter colectivo, no programático, no decidido desde ningún centro de poder, porque fue una creación popular con una impronta autogestiva», cuenta Valeria Luchini, tesorera de Mercado Solidario.
Y, para poder intercambiar, comenzaron a producir. «A mí siempre me gustaron los dulces y empecé a producir dulces artesanales», relata Valeria. En abril de 2002 fundaron su propio trueque, que se llamó «20 de Diciembre» y se asociaron a la Red Global del Trueque que funcionaba en la filial Litoral del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, una entidad con la que tuvieron vínculos desde el inicio.
«Lo que pedíamos –relata Luchini– era que quienes se sumaran fueran productores. No avalábamos el intercambio de cosas usadas. Sí de bienes y servicios. Entonces había peluqueros, albañiles, psicólogos. Como nota de color, un muchacho conocido nuestro se ofreció para escribir cartas de amor».
La experiencia y descubrir que la autogestión era posible resultaron los incentivos para realizar el pasaje de trueque a cooperativa.
«Fuimos desarrollando y afinando nuestros objetivos en relación con la producción y fue casi natural el pase a la cooperativa, que la fundamos en el 2004. En ese momento el IMFC cumplió un rol muy importante, apoyándonos en todo lo que fue la educación cooperativa. Un año después, ya teníamos la matrícula», cuenta orgullosa.
El trocadero. El nombre del almacén es una forma de recordar los orígenes de la cooperativa rosarina.
Foto: Julieta Pisano
Homenaje a los orígenes
El siguiente paso fue alquilar un espacio propio. Así, fundaron un Almacén de Comercio Justo que se llamó «El trocadero», una forma de rendir homenaje a sus orígenes.
Hoy, los objetivos se ampliaron. «Nuestra cooperativa tiene hoy objetivos múltiples. Tenemos un área de servicios, como la prestación de servicios de informática y la parte de elaboración de bienes como alimentos, indumentaria, textiles, bebidas como cerveza artesanal», explica la tesorera.
Con 26 asociados, desde el 2015 trabajan en un local que alquilaron en Santiago 989, en el macrocentro de Rosario. Asimismo, la cooperativa da espacio al desarrollo de propuestas culturales. De allí surge la Interzona Cultural, donde llevan a cabo talleres, exposiciones de arte, proyección de cine. También dieron origen a la Escuela de Literatura Aldo Oliva, que funciona desde el 2017. Otra iniciativa es «La Fonda», donde, lo que de día funciona como almacén, un viernes por la noche se convierte en un pequeño restaurante.
Al ser un almacén de comercio justo, solo se vinculan con pequeños productores y entidades cooperativas o autogestivas. «El vínculo más importante que tenemos es con organizaciones con las que formamos parte de la misma red, como es el caso de Porihajú, y el Encuentro de Productores Rurales. Y como red, todos juntos, cuando no podemos intercambiar, compramos a organizaciones de todo el país», sigue Luchini. La no explotación, la decisión asamblearia y la rotación de roles forman parte fundamental de sus principios.
A la par, en 2015 nació el «Almacén de las Tres Ecologías», un galpón con una ubicación estratégica en la costanera central del río Paraná que pertenece al municipio y que funciona viernes, sábados, domingos y feriados. Allí está presente Mercado Solidario con sus producciones, junto a otras entidades. Este espacio se logró a partir de una propuesta elevada a la municipalidad de Rosario para que ese lugar tuviera una impronta diferente. La posibilidad de ocuparlo junto con otras organizaciones con los mismos valores solidarios y cooperativos fue un gran logro para Mercado Solidario. «Junto con otras organizaciones las que, si bien tenemos diferentes orígenes, pudimos definir que ahí no se revende ni se explota mano de obra», dice Luchini.
Otra marca de su crecimiento fue la inauguración de un nodo en Cafayate, Salta, a partir de los vínculos establecidos con organizaciones de aquella provincia.
A pesar de la crisis que atraviesa al país y que también los toca de cerca, Luchini está convencida de que van a sostener el espacio. «Hay una cuota de trabajo voluntario muy grande», resalta. Una labor sostenida durante años que está lejos de extinguirse.