Cultura | NICOLÁS GARCÍA HUME

«No tengo medias tintas»

Tiempo de lectura: ...
Javier Firpo

Instalado en Buenos Aires desde 2010, el actor paraguayo protagoniza la obra Reverso mientras viaja una vez por semana a Brasil para filmar la serie El ADN del delito.

Hito audiovisual. El intérprete destaca la película 7 cajas como un momento
bisagra en su carrera.

Foto: Jorge Aloy

Cálido, apasionado, con sentido del humor y futbolero, Nicolás García Hume es un rostro cada vez más conocido para el público argentino, especialmente luego de encarnar al devoto y místico Remigio Cárdenas en la serie El Reino. Nacido en Asunción, el actor paraguayo llegó a Buenos Aires en 2010, con una mano atrás y otra adelante, sin mayores pretensiones y con un dinero suficiente para vivir un año.

Creía que su país ya le había dado todo y soñaba con tomar clases con figuras argentinas que conocía por la televisión.

«Tenía mucha curiosidad por Buenos Aires, sus teatros y sus maestros. Allá llegaba mucho toda la movida de la calle Corrientes y también del circuito off. Y decidí tomar clases, primero con Agustín Alezzo, luego con Ricardo Bartís y finalmente con Julio Chávez, que fue quien más me marcó. Un señor maestro, un buen entrenador, que con rigurosidad supo decirme lo justo y necesario. Tuve la suerte de trabajar con él en El tigre Verón, creo que hizo algo para darme un lugar en la serie», dice agradecido este hincha fanático de Olimpia y admirador de su compatriota José Luis Chilavert.

No se le fue para nada su acento guaraní, pero en la charla con Acción en su cómodo departamento de Chacarita apela a giros y modismos porteños. «No me puedo quejar, laboralmente me fue mejor de lo esperado y empecé a ser convocado para series del exterior, como me está pasando ahora, que viajo a San Pablo, Brasil, todas las semanas para filmar El ADN del delito, que está basada en un hecho real ocurrido en Ciudad del Este. ¿Mi rol? Encarno a un capo narco muy pesado, al que se lo conoce como El Embajador, para el que me inspiré en dos conocidos narcos paraguayos», se ríe con ganas este hombre calvo de fuerte presencia escénica.

«En la misma semana me transformo de gay a dealer, no tengo medias tintas», comenta. De jueves a domingos es uno de los protagonistas de Reverso, la pieza de Matías Feldman protagonizada por Carla Perterson. «Es una obra compleja y atrapante, que nos llevó ocho meses de ensayo. Reconozco que al principio no entendía de qué se trataba, estaba desconcertado porque habla de la realidad virtual, los metaversos y los avatares. Mi personaje, Víctor, es un galerista gay y snob que no quiere estar acompañando por su novio, interpretado por Marco Antonio Caponi, que sí se siente obligado a rescatar a su hermana de esa realidad paralela».

Foto: Jorge Aloy


Marca de origen
En pareja con la actriz Bárbara Lombardo, García Hume integra el selecto grupo de intérpretes paraguayos que triunfan en la Argentina, aunque corrige por las dudas: «Yo no triunfé, estoy sobreviviendo con dignidad. Nuestro ídolo y máximo ganador es Arnaldo André, el más grande de los grandes, que está a años luz de todos nosotros. Arnaldo es una eminencia, nuestro líder paraguayo, el faro para mí y para Lali».

Lali, vale aclarar, es la asunceña Lali González, la protagonista de la película paraguaya 7 cajas (2012), de la que García Hume también formó parte. «7 cajas fue una bisagra en mi carrera, haber trabajado allí me cambió la vida actoral, me abrió puertas y ventanas», afirma.

«Es que se vio en todo el mundo y estuvo en un montón de festivales donde fue premiada, como en San Sebastián y en Toronto, con lo cual yo logré una inesperada visibilidad. Si bien pasaron más de diez años, Luis sigue siendo mi carta de presentación, el monstruoso personaje que encarnaba. En Paraguay la taquilla superó el récord de Titanic y en Argentina la vieron casi 100.000 espectadores y estuvo en cartel nueve meses. ¿Sabés lo que significa eso para una película paraguaya? No hay antecedentes».

Su agenda laboral, dice, no es un dolor de cabeza. Lejos de perseguir oportunidades, confía en lo que realiza en el momento para que «tarde o temprano llegue el llamado». «Siempre me ha ido bien, siempre tuve trabajo, hasta a veces sin buscarlo y eso me trajo confianza. Antes de fin de año viajaré a Paraguay para filmar Juego sucio, de mi compatriota Rodrigo Salomón, en la que interpretaré a un actor mediocre, devenido en influencer en decadencia, que vive en y de la virtualidad, pero que, después de quedarse sin los canjes con los que subsistía, debe tomar una decisión clave para salvar su vida».

Está ilusionado con ese personaje que le espera, pero también con los actuales, con los que todavía convivirán un buen tiempo.

Estás leyendo:

Cultura NICOLÁS GARCÍA HUME

«No tengo medias tintas»

Dejar un comentario

Tenés que estar identificado para dejar un comentario.