Economía

Repunte insuficiente

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Frente a una fuerte caída en 2016, la industria muestra este año mejoras pero con profundas heterogeneidades, que no se reflejan en mayores niveles de empleos registrados. Ganadores y perdedores en la negociación con la Unión Europea.

Crisis textil. Mientras la producción se retrajo un 6% este año por baja del consumo interno, las importaciones del sector aumentaron 25,3%. (Jorge Aloy)

Pese a las declaraciones halagüeñas de funcionarios nacionales y del mismo presidente, la actividad industrial nacional muestra una recuperación espasmódica. El derrumbe del año pasado, que según datos oficiales se ubicó en 4,6%,  fue consecuencia de una serie de factores concurrentes, como la apertura comercial, la caída del consumo interno y el incremento de costos tarifarios. Y si bien la reactivación de la obra pública mejoró apenas el panorama sectorial en 2017, el economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Coatz, resumió la situación: la industria «está mejor pero con heterogeneidades». Los rubros que más crecieron, entre enero y octubre, fueron los relacionados a la actividad de la construcción: insumos varios, despachos de cemento, acero. Por el contrario, continúan retrocediendo ramas tales como productos farmacéuticos, químicos, papel y cartón, edición e impresión, textil e indumentaria.  
La situación que atraviesa la industria textil es particularmente compleja. La Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) informó que las importaciones crecieron un 25,3% interanual en setiembre. A esta mayor apertura comercial se suma la caída del consumo interno. El resultado fue que en 2017 la producción local retrocedió 6%.
La tradicional Conferencia Industrial de la UIA se desarrolló en ese contexto. La sintonía ideológica entre la cúpula fabril y el gobierno nacional no pudo evitar que reinara cierto descontento entre algunos asistentes. Las quejas empresarias se concentraron en la política monetaria del titular del Banco Central, Federico Sturzenegger. Los popes fabriles criticaron las altas tasas de interés y la decisión de reducir progresivamente las líneas de crédito subsidiada para la producción. Sin embargo, los funcionarios del Central afirman que continuarán por ese camino porque se avecinan «meses delicados en materia de inflación». La autoridad monetaria sostiene que restan todavía seis meses para que sus políticas arrojen los resultados deseados; e incluso Sturzenegger sostuvo que faltan 4 o 5 años para que Argentina vuelva a tener una inflación normal.
Lo cierto es que el manejo de las tasas de interés es el centro de las críticas de un amplio arco ideológico. Desde el campo de la ortodoxia, el rector de la Universidad del Cema (UCEMA), Carlos Rodríguez, señaló que «el Central se endeudó hasta la coronilla en Lebac para subir el interés, creyendo que así bajaba la inflación. La inflación no bajó y ahora el BCRA está cautivo del mercado  y tiene que pagar la tasa que le piden, sin chistar, como cualquier quebrado. Y la cantidad de dinero sigue creciendo por el déficit fiscal y ahora el cuasifiscal».

Déficit récord
Los últimos datos oficiales revelan que la actividad industrial creció 1,8% interanual en el acumulado enero-octubre 2017, pero ese rebote fabril no alcanza a compensar el derrumbe de 2016. El último informe elaborado por el Observatorio de Empleo, Producción y Comercio Exterior (ODEP) –organismo dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET)– revela que «los niveles de actividad industrial total del último año se encuentran un 3,2% por debajo de 2015».
A la caída de los niveles de actividad se suman los números poco promisorios del balance comercial industrial. El economista Diego Coatz estimó que este año finalizará con un déficit récord: 35.000 millones de dólares.
Por otro lado, el crecimiento sectorial tampoco se tradujo en mayor empleo. El último dato disponible del mes de setiembre muestra una pérdida de 2.100 puestos de trabajo (depurando las variaciones por factores estacionales) o de 3.100 empleos (sin estacionalidad). La caída alcanza a 27.000 trabajadores en relación con setiembre de 2016. El retroceso es de 67.940 puestos de trabajo industriales formales, desde la asunción de Mauricio Macri, de acuerdo con los registros administrativos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
En esa línea, la directora del ODEP, la economista Paula Español, plantea que «el resultado más preocupante es que, aún con la recuperación del tejido manufacturero agregado detectada desde mayo de este año, se observa una incesante reducción de trabajadores asalariados registrados industriales. Y, al mismo tiempo, avanza un proceso de precarización laboral en el sector».

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