9 de enero de 2025
El flujo de divisas hacia el exterior creció un 77% durante el último decenio, especialmente en el período macrista. Blanqueos, acuerdos con el FMI y un círculo vicioso.
Capitales. En términos absolutos, solo entre 2013 y 2023, salieron del país US$ 119.043 millones.
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La fuga de capitales fue un fenómeno que con altibajos se mantuvo en niveles récord en la última década, disparada por la desregulación total de la cuenta capital que aplicó el macrismo. De acuerdo con un relevamiento realizado por el Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), sobre la base de datos del Banco Mundial, el Banco Central, el INDEC y el Fondo Monetario Internacional, el stock de depósitos de argentinos en el exterior creció un 77% entre 2013 y 2023. En términos absolutos implica una salida de capitales de US$119.043 millones en ese lapso, pasando de US$158.750 millones en 2013 a US$277.793 millones el año pasado, de acuerdo al documento del instituto que dirige el economista Fausto Spotorno. Con el blanqueo de Milei que cerró hace unas semanas, se recuperaron apenas poco más de dos años y medio de fuga (US$32.151 millones), solo un 27% de la formación externa de activos.
El total de bienes declarados en el blanqueo alcanzó los US$32.151 millones, de los cuales US$22.165 millones corresponden a dinero en efectivo depositado en cuentas bancarias especiales (CERA) o cuentas comitentes especiales de Agentes de Liquidación y Compensación (ALyC). Los resultados finales los dio a conocer la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), una cifra que desde el Gobierno catalogaron como «un éxito rotundo» y una «muestra de confianza de los contribuyentes sobre el rumbo económico». Sin embargo, ni bien hubo oportunidad, muchos de quienes ingresaron al blanqueo se apuraron para retirar los fondos de los bancos.
La ratio de créditos en dólares sobre colocaciones a plazo en la misma moneda se ubica en el 28,9% (US$9.267 millones en préstamos sobre unos US$32.000 millones en depósitos de corto plazo), de acuerdo con la información monetaria que revela el Banco Central. «En el segmento en moneda extranjera, los principales activos y pasivos de las entidades financieras presentaron comportamientos disímiles», reconoce la entidad que conduce Santiago Bausili. Por un lado, los depósitos del sector privado presentaron una caída luego del 8 de noviembre, fecha en que vencía el plazo para la manifestación de adhesión a la etapa 1 del Régimen de Regularización de Activos (blanqueo).
Banco Central. Con las primeras desregulaciones que aplicó la entidad en 2018, el ritmo de salida superó los US$10.000 millones.
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La década de externalización
Si bien en noviembre, apenas se habilitó el retiro de los fondos, mostraron una contracción de US$1.984 millones respecto a octubre, el saldo se sitúa prácticamente en niveles máximos en términos históricos, superando los registros de mediados de 2019. Por su parte, los préstamos al sector privado incrementaron su saldo en US$859 millones, cerrando el mes en US$9.267 millones. Así, desde el 15 de agosto, acumulan un aumento de US$2.660 millones.
Por fuera del número promedio de fuga que arroja la década 2013−2023, el comportamiento no fue lineal. «Se destaca un crecimiento significativo desde finales de 2018», señala el informe de la UADE. Hasta el arribo del macrismo, la posición de activos en el exterior (salida y/o depósitos) de dólares se mantuvo en torno a los US$7.500 millones anuales. Con las primeras desregulaciones que aplicó el Banco Central, que presidía en la primera etapa del macrismo el actual ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, se superó un ritmo de salida de US$10.000 millones. En 2018, previo al acuerdo con el FMI, tras quedar el país sin reservas, el volumen de fuga anual superó los US$30.000 millones. En la actualidad se encuentra estabilizado en torno a los US$15.000 millones anuales, el doble de lo que se exhibía hasta el 2015.
El informe sobre fuga de capitales que elaboró el Banco Central da cuenta de que a lo largo de todo el período de gobierno macrista, la formación de activos externos (FAE) de los residentes (coloquialmente llamada «fuga de capitales») se triplicó, superando los US$ 86.000 millones. Durante la fase de ingreso de capitales comprendida entre diciembre de 2015 y principios de 2018, aproximadamente 8 de cada 10 dólares que ingresaron al país desde el exterior tenían su origen en colocaciones de deuda y capitales especulativos. El ingreso de divisas por deuda pública, privada e inversiones especulativas de portafolio sumó US$100.000 millones en el período. «En 2018, a partir del cierre de los mercados voluntarios de crédito, se inició una fuerte reversión en los flujos de capitales, ante lo cual las autoridades decidieron recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), que desembolsó un préstamo récord de US$ 44.500 millones», recuerda el informe del BCRA.
Comparando finales de 2012 con 2023, los depósitos privados en dólares en el país aumentaron en US$7.850 millones, alcanzando un total de aproximadamente US$15.800 millones. «Es decir, por cada dólar depositado dentro de nuestro país, había 18 afuera. Aunque el crecimiento fue importante en ese periodo, cabe destacar que a finales de 2018 la posición fue de 28.951 millones de dólares, un valor considerablemente mayor al promedio registrado entre 2019 y 2023, que rondó los 16.000 millones», señala el documento de la UADE.
«Existe una tendencia de los argentinos a mantener una mayor cantidad de activos en el exterior en comparación con los depósitos dentro del país. Esta situación refleja, en gran medida, la falta de confianza en la economía local, las instituciones financieras y la estabilidad política y económica de Argentina», señala el informe. Lo paradójico es que los momentos de mayor exteriorización de capitales –medido en fuga de divisas– se da en las administraciones que hacen de la «seguridad jurídica» y la (supuesta) «estabilidad» su bandera.