20 de enero de 2025
El CEO de Meta anunció un relajamiento en la moderación de sus redes sociales para congraciarse con Trump. A cambio de renegar de sus dichos anteriores espera protección de China y una reducción de controles.
Vale todo. El CEO anunció mediante un video las nuevas reglas de juego en sus plataformas.
Foto: Getty Images
«Negocios son negocios» parece haber concluido, una vez más, Mark Zuckerberg, fundador y CEO de Meta, corporación dueña de Facebook, Instagram y Threads. En un video publicado a días de la asunción del nuevo presidente, Donald Trump, anunció que estas redes sociodigitales volverían a «sus raíces»: «Primero vamos a eliminar a los verificadores del discurso [fact-checkers] y a remplazarlos con notas de nuestra comunidad de manera similar a cómo lo hace X, comenzando en los EE.UU.».
En 2018, luego del escándalo de Cambridge Analytica, cuando Facebook fue utilizado para manipular las elecciones que llevaron a Trump a la Casa Blanca por primera vez, Zuckerberg declaró en el Congreso que su empresa había «cometido errores» y pidió disculpas, además de reconocer que «no es suficiente darle una voz a la gente, tenemos que asegurarnos de que no la estén usando para dañar a otras personas o diseminar desinformación». Casi 7 años después, el mismo Zuckerberg, ahora sin traje, con rulos despeinados, cadena al cuello y una remera negra, aseguraba que los «fact-checkers» tienen demasiado sesgo político, los sistemas de moderación se equivocan seguido y eso censura muchas voces de manera injustificada: «Las elecciones recientes también se sienten como un punto de inflexión cultural, nuevamente, que prioriza la libertad de expresión. Por lo tanto, vamos a volver a nuestras raíces y enfocar en reducir errores, simplificando nuestras políticas y restaurando la libertad de expresión en nuestras plataformas».
Con la libertad de expresión como bandera, Meta eliminará las políticas de moderación vinculadas a la inmigración, el género y otras temáticas sensibles que se usaron en la campaña de Trump como caballitos de batalla. Según él, estos temas son «claramente políticos» y no tienen que ver con actividades realmente dañinas como terrorismo, drogas o explotación infantil a los que se seguirá atacando. Es decir que ahora estará permitido decir cosas como «enfermo mental» a un gay sin consecuencias u «objeto doméstico» a una mujer. Meta también cerrará sus programas de diversidad e inclusión. Por otro lado, la empresa mudó sus servicios de moderación de California, un estado progresista, a Texas, que es todo lo contrario, y a donde Elon Musk ya mudó oficialmente su empresa Tesla en 2024.
Poco queda ya de las promesas iniciales de Zuckeberg de crear una plataforma para hermanar a la sociedad y habilitar discusiones enriquecedoras. Hace tiempo que estas redes demostraron que el negocio necesita polémica, divisiones y reacciones viscerales para atraer a las pantallas y de esa manera pasar más publicidad. El CEO de Meta quiere borrar el recuerdo de que cerró las cuentas de Trump en 2021 por incentivar la toma del Capitolio, las que reabrió recién en julio de 2024.
La expectativa de Zuckerberg es obtener algunas ayudas a cambio de su travestismo político.
Cambio de opinión. Zuckerberg cerró las cuentas de Trump en 2021 por incentivar la toma del Capitolio.
Foto: NA
Una ayudita de mis amigos
De manera más lenta y radical que Elon Musk, Zuckerberg mutó desde cierto progresismo light, multicultural y tecno-optimista en sus inicios hacia un conservadurismo centrado en los negocios, sobre todo desde que su imperio dejó de crecer como antes y aumenta la presión de los accionistas. Por convicción o necesidad, salta todos los obstáculos que limitan las ganancias, incluso si alguno de ellos es beneficioso para la democracia.
Meta necesita varias cosas de la nueva administración. En primer lugar, al igual que Musk, que lo protejan de la competencia china en áreas como el desarrollo de IA, pero también, en particular, de TikTok, que desde hace años le quita usuarios, sobre todo entre los más jóvenes. Ya en su administración anterior, Trump inició acciones para cerrar la red social china por cuestiones de seguridad, un proceso que continuó John Biden y que puede definirse en los próximos meses. TikTok ya está bloqueado en algunos estados norteamericanos.
Por otro lado, Meta necesita que se detengan los juicios contra las grandes tecnocorporaciones que ya les han costado multas por más de 30.000 millones de dólares en la última década en ese continente. En una entrevista para el periodista de derecha Joe Rogan, aseguró: «Si otro país estuviera arruinando otra industria valiosa, el Gobierno de los EE.UU. probablemente encontraría la manera de poner presión sobre ellos, pero creo que lo que ocurrió aquí es exactamente lo opuesto». La crítica a la gestión demócrata se acompañó con loas al nuevo presidente: «Una de las cosas que me hacen optimista acerca de Trump es que simplemente quiere que EE.UU. gane».
También en EE.UU. se multiplicaron recientemente las demandas contra Meta y hay una en particular que afecta su imagen o lo que queda de ella: se trata del juicio que prácticamente todos los estados del país del norte iniciaron contra la corporación por producir una crisis de salud mental entre los jóvenes al abusar de mecanismos adictivos para mantenerlos frente a la pantalla.
En la misma entrevista con Rogan, Zuckerberg aprovechó para contar que las artes marciales encendieron la parte más masculina de su cerebro y que «la energía masculina es buena y, obviamente, la sociedad tiene mucho de eso, pero creo que la cultura corporativa estaba realmente intentando alejarse de ella». Luego aclaró: «Creo que tener una cultura que celebra un poco más la agresión tiene méritos que son realmente positivos». Zuckerberg se acomodó a los nuevos tiempos con la esperanza de reforzar su negocio. Elon Musk hizo algo similar y sacrificó los millones que invirtió para comprar Twitter, ahora llamada X, para promocionar a Trump provocando un brutal éxodo de usuarios y anunciantes en el camino. A cambio espera proteccionismo para Tesla y contratos para SpaceX. Zuckerberg, en cambio, depende exclusivamente de sus redes sociales, que ahora corren el riesgo de volverse tan tóxicas como la de Musk y sufrir, él también, un éxodo masivo. El tiempo dirá si la apuesta sale como espera.
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