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¿Quién le teme a TikTok?

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Esteban Magnani

La red social, que está ganando la guerra global por la atención de los usuarios, podría ser prohibida en Estados Unidos. Las razones de su éxito y el factor China.

Capitolio. Manifestantes reclaman en Washington contra la prohibición de la popular aplicación de videos.

Foto: Getty Images

Estados Unidos está atravesado por una grieta social y política con escasos antecedentes. Por eso llama la atención el consenso mayoritario de una nueva normativa para prohibir la red social de origen chino TikTok. Solo falta la aprobación en el Senado para que TikTok tenga que elegir entre asociarse a una empresa local o irse del país. El presidente Joe Biden, por su parte, ya anunció que firmará la resolución.
La idea de prohibir la red social china tomó vuelo durante el Gobierno de Donald Trump, quien en 2020 avanzó con una propuesta similar que no prosperó. En ese momento los empleados estatales tenían prohibido instalar la app en sus celulares por cuestiones de seguridad, ya que según las autoridades estadounidenses no está claro cuánta de la información recabada por la app se comparte con el Gobierno chino, algo que la empresa siempre niega. En la actualidad unos 170 millones de estadounidenses usan la aplicación, la mitad de la población. Sobre todo, los más jóvenes la usan masivamente.
En 2020 se habló del interés de grandes corporaciones como Microsoft y Oracle para asociarse con ByteDance, la empresa china dueña de TikTok. Sin embargo, las negociaciones no prosperaron sobre todo por la negativa del Gobierno chino, muy celoso de que los efectivos algoritmos de la red social lleguen a manos de la administración estadounidense. La desconfianza no parece exagerada: como mostró al mundo Edward Snowden en 2013, las corporaciones de ese país comparten información con los servicios de inteligencia y es fácil suponer que lo mismo hacen las chinas. 
Así es: aunque parezca ridículo, el algoritmo de una red social puede resultar una pieza relevante en la disputa geopolítica entre China y EE.UU. De hecho, las redes sociales occidentales no se pueden usar legalmente en China.

Datos personales
La primera red social masiva fue Facebook, creada en 2004. Ante la sorpresa de un joven Mark Zuckerberg, los estudiantes de las universidades compartían sus datos personales sin gran preocupación. En los años siguientes se fueron sumando otras redes sociales; incluso otras plataformas que no eran consideradas tales comprendieron el poder de combinar los vínculos personales con contenidos seleccionados por algoritmos para conseguir más atención. 
En sus comienzos los usuarios de Facebook debían visitar los perfiles de otras personas para enterarse de lo que estaban haciendo. Cuando la plataforma comenzó a mostrar en una sola página los posteos de los amigos el tiempo en la plataforma aumentó enormemente. El algoritmo encontró también que si alternaba los mensajes que suponía más relevantes con otros menos interesantes el tiempo aumentaba aún más.
El efecto de las «recompensas variables e intermitentes» es conocido desde hace décadas. Se basa en la comprobación en distintos mamíferos de que cuando una recompensa se produce de manera aleatoria aumenta la producción de dopamina en el cerebro. Así se fomenta una suerte de adicción a neurotransmisores propios. Otro hallazgo de Facebook fue utilizar el poder que tiene la validación social para nuestra especie a través del «like» («me gusta»), otro generador de dopamina importante. 

Ilegales. Las redes sociales occidentales, como Facebook o Instagram, no se pueden usar en China.

Foto: Getty Images

Las plataformas fueron probando distintas formas de aumentar el tiempo que pasamos frente a las pantallas para mostrar más publicidad o enganchar a los contenidos. La carrera tecnológica se prueba en tiempo real con millones de personas usando la red como laboratorio.
El problema de este tipo de hallazgos es que la competencia también aprende rápido. Cuando, por ejemplo, YouTube (que en realidad no nació como una red social) comenzó a enlazar un video con el siguiente, otras empresas debieron hacer lo mismo e incluso, como hace Netflix, cortar los créditos e iniciar el siguiente capítulo antes de que el usuario apague el televisor. Este tipo de competencia genera lo que suele llamarse «race to the bottom» o «carrera hacia lo más bajo» porque las empresas deben utilizar estos recursos si no quieren quedar atrás y muchas veces lo hacen aún con la conciencia de que sus efectos pueden ser dañinos.

Competidores
Es en este contexto que el Gobierno de los EE.UU. se muestra preocupado. Los datos de geolocalización, edades, intereses y conversaciones privadas, entre otros, de millones de ciudadanos estadounidenses pasan por servidores chinos. Claramente la aplicación china ha ganado la guerra por la atención a sus competidores gracias a un algoritmo muy poderoso. Como los demás no tienen acceso directo al código para saber exactamente cómo funciona el algoritmo, deben hacer ingeniería inversa para analizarlo. 
Uno de los hallazgos de TikTok fue tomar la información del tiempo que pasa un usuario frente a un video antes de pasar al siguiente. De esa manera, parecería, pudo detectar cuáles son los más irresistibles. La otra gran innovación fue no mostrar solo posteos de personas a las que se sigue, sino también de otras fuentes; de esa manera aumentó de manera prácticamente infinita los contenidos potentes disponibles.
Si bien, como era de esperar, las otras redes sociales imitaron estos recursos, Mark Zuckerberg mismo reconoció que Instagram y Facebook estaban perdiendo a los usuarios jóvenes frente a TikTok. 
El impacto de la red también se vincula con los contenidos que muestra. Tristan Harris, un exempleado de Google muy crítico del efecto de las redes sociales sobre la humanidad, explicaba que TikTok fomenta videos distintos en cada país. En EE.UU. parece dejar las cosas liberadas a la oferta y la demanda por lo que se multiplican los videos de bailes ultrabreves, los gatitos, las jugadas de fútbol u hombres y mujeres con cuerpos hegemónicos. Sin embargo, en China, donde la red se llama Douyin, explica Harris, los menores de 14 años ven experimentos científicos que se pueden hacer en casa, exhibiciones en museos y videos educativos o patrióticos. Según Harris esto influye en que cuando se pregunta a niños y adolescentes qué quieren ser de grandes los norteamericanos responden mayoritariamente «influencers» y los chinos «astronauta».

Privacidad
TikTok ya fue bloqueado en Nepal y la India. En muchos otros países el personal del Estado tiene prohibido instalarlo en sus celulares. TikTok recibió una multa de 370 millones de dólares en Europa por violaciones a la privacidad. El año pasado el gobernador de Montana prohibió TikTok en su territorio, una medida de difícil aplicación, pero con fuerte contenido simbólico. Sin embargo, la red sigue creciendo a nivel global.
En EE.UU. las libertades individuales suelen ponerse por encima del cualquier bien social ulterior, por lo que el tema genera tensiones y no son pocos los que temen que la juventud castigue a los legisladores en las urnas. El Senado deberá definir qué hacer. En caso de prohibirse, no será fácil impedir que los usuarios encuentren otras formas de acceder a la red social si realmente lo desean. 
Otro problema para los EE.UU. es que la medida hará más evidente que las redes sociales son un vector para la incidencia extranjera en cuestiones nacionales. Siguiendo su ejemplo, todos los países del mundo deberían evaluar los riesgos de que empresas transnacionales atrapen la atención de su población mientras les extraen datos.

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