11 de mayo de 2025
Creador y protagonista de Adolescencia, el actor británico describe el detrás de escena de una serie tan cruda como brillante que activó un debate necesario a escala global.

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Aunque ya era conocido en su tierra natal gracias a la película This is England y a series como El imperio del contrabando y Peaky Blinders, se hizo mundialmente famoso gracias al extraordinario éxito de Adolescencia, la propuesta de Netflix que ha asombrado a las audiencias no solo por su calidad y sus grandes actuaciones, sino también por las preguntas que nos obliga a hacernos sobre la sociedad actual y la forma en la que estamos criando a nuestros hijos. Stephen Graham interpreta allí al desconcertado padre de un adolescente de 13 años, encarnado por Owen Cooper. Pero, además, fue uno de los creadores y guionistas de la serie, por lo cual en esta entrevista con Acción se predispone para indagar a fondo sobre este fenómeno.
«Buscábamos cambiar la narración, y por eso decidimos mostrarlo desde la mirada del chico que cometió el crimen, tratando de evitar los clichés habituales.»
–¿Cómo surgió la idea de Adolescencia?
–Con Phillip Balantini hicimos una película, El chef, que se filmó en una sola toma y que fue muy bien recibida. Y por eso nos pidieron que hiciéramos una serie con esa misma estructura. Fue así como se me ocurrió, porque algún tiempo atrás había leído una noticia en el periódico sobre un chico que había acuchillado a una chica de su edad y la había matado. Y un par de meses después había visto en la BBC una historia similar. Las dos cosas habían ocurrido en puntos opuestos de Inglaterra. Para serte franco, fueron noticias que me partieron el corazón y me llevaron a cuestionarme qué es lo que está pasando en la sociedad de hoy, como para que algo semejante no sea un hecho aislado. Da la sensación de que está pasando en forma reiterada. Pensé que sería una historia muy interesante para contar, sobre todo para generar conciencia sobre este problema. Y luego se me ocurrió que podíamos hacer cuatro episodios diferentes. Todos sabemos lo que hizo el protagonista, por lo cual no es un thriller en el que tenés que descubrir quién es el asesino. La gran pregunta aquí es por qué lo hizo. Pero en el contexto de que todo el pueblo es responsable de criar a un chico, por lo que nos preguntamos quién es verdaderamente el responsable, y por qué un adolescente de esa edad puede llegar a cometer un crimen tan horrible.
–¿Cómo fue el proceso de rodar todo un episodio en una toma?
–Es una experiencia maravillosa para cualquier actor, porque inicialmente nos pasamos toda la semana ensayando y analizando el guion, para el que contamos con el coautor Jack Thorne, quien nos ayudó a entender lo que le pasa a cada uno de los personajes, las relaciones entre ellos y la dinámica de las conversaciones que mantienen. Analizamos cada palabra, y todas las razones de los protagonistas. Teníamos que entender por qué Owen dice lo que dice, ya que no tenemos su edad, y él tiene su propia comprensión del lenguaje. Una semana después, ensayamos todo el episodio con la cámara, luego de que Phil Balantini había diseñado con Matt, nuestro director de fotografía, el camino que tenían que recorrer de principio a fin. Así nos pasamos la semana entera organizando la coreografía, es un proceso muy orgánico y natural. Finalmente llegó la tercera semana, en la que unís lo que estaba preparado con la espontaneidad que te da el sentir que estás en un escenario haciendo una obra de teatro, pero con el naturalismo y el realismo que te da trabajar en televisión. Fue una experiencia única, en la que participamos todos.

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–La historia no se cuenta desde el punto de vista de la víctima.
–Con Phil estamos obsesionados con un programa documental que se llama 24 Hours in Police Custody. Lo que queríamos hacer era una serie que mostrara el procedimiento, pero lejos de lo que se suele ver en la ficción. Nos interesaba cambiar la estructura, y que no solo se viera desde la perspectiva de la familia de la víctima. Esa historia, por supuesto, también se tiene que contar. Pero buscábamos cambiar la narración, y por eso decidimos mostrarlo desde la mirada del chico que cometió el crimen, tratando de evitar los clichés habituales, poniendo el énfasis en este padre que nunca le ha levantado la mano a su hijo. El padre no es violento, la madre no es alcohólica, el chico no ha sido abusado ni mental ni sexualmente por ningún tío u otro integrante de la familia. Decidimos eliminar todas esas posibilidades y ver por qué hizo algo así. Jack Thorne es un guionista asombroso, que se puso a investigar los aspectos más oscuros de las redes sociales: de ahí vino todo el tema del célibe involuntario.
«Uno mira estas situaciones y piensa que nunca le pasaría algo semejante, pero lo que cuenta Adolescencia es algo que le podría ocurrir a cualquiera.»
–¿La serie cambió tu mirada sobre cómo criar a tus hijos?
–En cierta forma, sí. Uno mira estas situaciones y piensa que nunca le pasaría algo así, pero lo cierto es que lo que cuenta Adolescencia es algo que le podría ocurrir a cualquiera. Los Miller son una familia normal: son gente trabajadora, decente, que se quieren. Podrían ser tus vecinos e incluso podría tratarse de tu casa. Nos interesaba generar debates en el público porque, te guste o no, el mundo en el que vivimos es completamente diferente al que existía cuando nosotros éramos chicos. El celular educa y paterna a nuestros hijos tanto como lo hacemos nosotros y, a veces, incluso más.
–No hay una comprensión cabal del impacto de las redes en las mentes jóvenes.
–Es exactamente así. Eso es precisamente lo que queríamos analizar. Creo que todos tenemos que asumir cierta responsabilidad con cómo se están criando las nuevas generaciones: son nuestro futuro.
–¿Hay algo que se pueda hacer para abordar la frustración que las redes sociales generan en los adolescentes?
–No lo sabemos. No tenemos las respuestas. No acusamos a nadie y tampoco decimos cuál es la solución, pero al menos podemos comenzar el debate para ver cómo lo resolvemos. La verdad es que Adolescencia no es una serie dramática sobre extraterrestres en Marte, no es ciencia ficción: hablamos de algo muy real. Son incidentes que han ocurrido, como sociedad tenemos que examinarlos.
–¿Cómo fue trabajar con Owen Cooper, que interpreta a Jamie?
–Maravilloso, pero lo más interesante es que en la vida real él no podría ser más distinto a Jamie. Es el chico más dulce y encantador que conocí en mi vida. Sus padres son amorosos y viene de una familia hermosa. Este papel está verdaderamente lejos de quien es él. Trabajó con Phil meticulosamente para crear el personaje y lograr esa interpretación, porque es algo completamente nuevo para él. No es el tipo de chico capaz de gritarle a la gente en la cara. Esa es precisamente la dualidad del personaje que creamos en el guion, porque en Jamie coexisten la luz y lo más oscuro de los seres humanos, y eso le da una gran complejidad a su papel. Creo que en la actuación hay algo que va más allá del intelecto, que es puramente instintivo y que tiene que ver con vivir el momento. Ya en el primer episodio tenía momentos muy intensos y, unos minutos después, preguntabas dónde estaba Owen y te decían que estaba jugando a la pelota. Tiene la capacidad de meterse de lleno en el papel. La mayoría de los actores necesitamos una hora y media para descomprimir después de una escena intensa. Para él es diferente: no tiene ningún problema en salir a jugar un partido de tenis intenso con la psicóloga, como ocurre en el tercer episodio, y después desconectarse de inmediato. Él no se da cuenta todavía del inmenso talento que tiene, pero es verdaderamente único.
«Nos interesaba generar debates en el público porque el mundo en el que vivimos es completamente diferente al que existía cuando nosotros éramos chicos.»
–¿Y cómo hiciste para encontrarlo?
–Vimos quinientos adolescentes en video. Phil los vio a todos y con nuestra directora de casting, Shaheen Baig, salieron a recorrer el norte del país. Y entre todos los cientos y cientos de videos que nos llegaron, apareció esta joyita. Pero tengo que admitir que hubo otros candidatos muy talentosos. Nos quedamos con cinco finalistas y con ellos organizamos un día de trabajo teatral. Y aunque no todos obtuvieron el protagónico, les dimos la oportunidad de participar. Todos están en la serie, haciendo muy buenos papeles.