Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Tensiones en varios frentes

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Garrahan. Masiva manifestación en Buenos Aires el 17 de julio en defensa de la salud pública.

Foto: NA

El acontecimiento político más trascendente de estos días es el cierre de las candidaturas de la provincia de Buenos Aires. En los dos grandes polos políticos, el de Fuerza Patria, que aglutina al peronismo y partidos aliados, y la unión del PRO con La Libertad Avanza, se generaron diversas situaciones contradictorias y de disputas por la conformación de las listas. Más allá de las lógicas tensiones propias de estas situaciones, ambas fuerzas fueron encauzando un acuerdo, aunque cada una con diferentes características.

En Fuerza Patria se estableció una suerte de equilibrio entre los tres elementos más determinantes de la alianza política: el que responde al gobernador Axel Kicillof, el Partido Justicialista bonaerense y La Cámpora dirigidos por Máximo Kirchner, y el Frente Renovador liderado por Sergio Massa. Si bien en la jornada de cierre se expresaron las contradicciones que se fueron generando a lo largo de estos tiempos, todo indica que la coalición podrá presentarse unida en esta contienda electoral tan decisiva por la importancia que tiene la provincia. El resultado del 7 de septiembre, además, seguramente influirá en las nacionales de octubre.

A partir de haber logrado mantener la unidad, se abre una expectativa positiva en este sector político, teniendo en cuenta que la gestión del gobernador es bien ponderada por el electorado y finalmente lograron ofrecer en cada sección candidatos representativos.

En tanto, en el otro espacio quedó claro que se impuso la hegemonía absoluta de LLA, bajo la batuta de «el Jefe», Karina Milei, en detrimento del PRO, que sufre un fuerte deterioro como fuerza política.

Además, aparece en el escenario una novedad, la conformación de una tercera fuerza, Somos Buenos Aires (SBA), que integran núcleos del radicalismo, sectores provenientes del peronismo, del PRO, y espacios referenciados en el gobernador de Córdoba. Queda abierta la incógnita acerca del origen de la eventual cosecha de votos de esta propuesta, es decir, a cuál de las dos fuerzas predominantes afectará con mayor impacto la participación de SBA, al peronismo o al mileísmo.

Estados Unidos. El banco aconsejó a sus clientes a «tomar un respiro con la Argentina».

Foto: Shutterstock


Fallos y advertencias
Otro dato trascendente de los últimos días fue el frenazo de la jueza federal Martina Forns, quien se pronunció en una causa iniciada por el Sindicato de Empleados de Vialidad Nacional (Sevina) suspendiendo por seis meses el cierre de la Dirección Nacional de Vialidad que había sido dispuesto por decreto presidencial. Esta circunstancia generó una reacción extemporánea del presidente, ya que desde su vocación ideológica privatista está convencido de que los núcleos capitalistas que la comprarían podrán ofrecer un servicio más eficiente y barato a los usuarios. Una definición esta que no se compadece con la experiencia de gestión de las corporaciones privadas, no solo en la vieja Obras Sanitarias de la Nación (hoy Aguas Argentinas) sino también en otras privatizaciones, donde siempre predominó el afán de lucro por sobre el concepto de servicio.

Como consecuencia de la creciente escasez de dólares para sostener el esquema del «carry trade», sumada a los pronunciamientos negativos de JP Morgan y Wells Fargo, que recomiendan «tomar un respiro con la Argentina» y dicen «preferimos dar un paso atrás y esperar», se va generando una situación que ha llevado a diversos analistas a señalar que «el modelo cruje».

Sin embargo, es importante señalar, que si bien es cierto que en la macroeconomía hay tensiones crecientes, en realidad los crujidos provienen también de las reacciones sociales que surgen como consecuencia de las políticas económicas del Gobierno nacional.
La masiva manifestación de la semana pasada en defensa del Garrahan, sus profesionales y trabajadores, como así también de docentes universitarios, científicos y de gremios de distintos sectores en lucha por su salario, además de los consabidos miércoles de los jubilados, dan muestra de la creciente inquietud social.

Se vienen tiempos de preeminencia electoral, pero ese no será el único terreno en que se exprese la sociedad. Las tensiones sociales que mencionamos auguran un escenario de intensa actividad de ciudadanos y ciudadanas reclamando por sus derechos. Estará, entonces, en las urnas y en calles y plazas, el eje de lo que vendrá.


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