Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

Debates entre votos y vetos

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Universidad. Una semana de paro ante las restricciones presupuestarias y tras la media sanción de la ley de financiamiento.

Foto: Getty Images

El presidente de la Nación, Javier Milei, en su estrategia comunicacional para la campaña electoral, elaboró una cantidad de objetivos a los que en términos propagandísticos los fue declarando «afuera». Por ejemplo, se le escuchó decir, la ciencia, «afuera», la cultura, «afuera», y así con muchas dependencias oficiales a las que se proponía eliminar. El Congreso Nacional fue otro de sus objetivos para dejar «afuera». Así lo evidenció el día de su asunción, el 10 de diciembre de 2023, cuando brindó su discurso fuera del recinto legislativo y dándole la espalda al histórico edificio y los legisladores. Posteriormente dejó registrada aquella frase de que el Parlamento «es un nido de ratas».

Los acontecimientos de estos últimos días han puesto al Congreso «muy adentro» de la actualidad del país por su impacto político y en la opinión pública. Un impacto que no es solamente simbólico, ya que está ligado a las consecuencias en la vida cotidiana de la sociedad.

Las leyes y proyectos que se aprobaron, reponen derechos afectados por las políticas de ajuste, entre ellos, incremento de las jubilaciones, recomposición del presupuesto de las universidades, fondos de emergencia para discapacitados, freno a decretos presidenciales que afectan a la actividad del Banco Nacional de Datos Genéticos, la Secretaría de Cultura, el INTA, el INTI, la Marina Mercante y Vialidad Nacional, entre otros. En suma, el Congreso debatió y votó en favor de las grandes mayorías y así se produjeron en dos semanas el 7 a 0 en el Senado, continuado por un 12 a 0 en la Cámara de Diputados.


Mitos y realidades
Ante estas derrotas parlamentarias el presidente intentó una respuesta con un mensaje difundido por cadena nacional con el fin de sostener el mito del superávit fiscal y la no emisión monetaria. Vale reconocer que la prédica antiinflacionaria tiene un consenso en la sociedad, ya que en la misma existe una memoria de lo que implica el crecimiento vertiginoso de los precios y su consecuente desorganización de la vida familiar, pero habría que agregar también que esos fenómenos no son solo monetarios, como sostiene Milei, sino que también son generados por los monopolios formadores de precios.

Ciertamente, ese consenso que genera la prédica antiinflacionaria no puede trasladarse a la «bandera» del superávit fiscal. Es difícil pensar que se conmueva al pueblo con un dato de las cuentas públicas prevaleciendo sobre la caída de los salarios, el crecimiento de la pobreza y la cantidad de niños con hambre, la pérdida del trabajo y el hundimiento de la atención en hospitales y escuelas públicas.

Creemos también que la pérdida de apoyo al Gobierno también está ligada a su postura en temas de política internacional, especialmente en asuntos de gran sensibilidad en la sociedad como el discurso oficial de inspiración «thatcheriana», relacionado con la reivindicación de los kelpers y sus «derechos» sobre las islas Malvinas. Ese tipo de cuestiones también van horadando la adhesión al presidente.

Cadena nacional. Milei salió al cruce del Poder Legislativo y sostuvo la quimera del superávit fiscal.


Codo a codo
Por otro lado, no han cesado las expresiones de protesta en calles y plazas. En estos días se están manifestando paros de la docencia universitaria y de los trabajadores del Hospital Garrahan, que ya se han constituido en emblemas de las grandes mayorías democráticas de la sociedad, sensibles a la defensa de estas construcciones sociales por su carácter humanístico. En el mismo sentido se debe registrar la marcha del día de San Cayetano, que nuevamente concitó un apoyo masivo de la ciudadanía, lo cual refleja también la gran preocupación que existe por el crecimiento del desempleo.

En tal sentido resulta imprescindible destacar el pronunciamiento del arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, en la homilía del 7 de agosto. «Todos somos custodios de la vida de los más pobres, de los más débiles, de los ancianos que siguen esperando una jubilación digna. Debemos ser custodios de los discapacitados y los que sufren», expresó. El obispo también cuestionó al jefe de Gobierno porteño Jorge Macri y su vocera Laura Alonso, al sostener que «los que revuelven la basura no lo hacen porque les gusta». Se aprecia que la voz de la Iglesia Católica es cada vez más crítica del Gobierno nacional y más cercana al creciente dolor de millones de seres humanos que este proyecto político condena al «descarte», como decía el papa Francisco.

Con todo, a semanas de las decisivas elecciones legislativas, el presidente Milei se aferra al «vetaré todo» queriendo dar una señal al establishment local y extranjero de que no cederá a ninguna presión, ni siquiera cuando sea en favor de los niños enfermos que se atienden en el Garrahan, los ancianos o los discapacitados. El pueblo dirimirá con su voto el rumbo del país para los próximos años.

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