1 de diciembre de 2025
A fuerza de autogestión y temas contrahegemónicos, la cantante trans no binarie logró modificar el estatuto conservador del Festival de Cosquín. La Peña Arcoíris y su próximo disco.

Recorrido. La Ferni se presentó en los escenarios folclóricos del país y también llegó a Europa.
Foto: Kala Moreno Parra
Ella acomoda prolijamente sobre los parlantes el pañuelo verde por el aborto legal, el de las Madres de Plaza de Mayo y la bandera de la diversidad. La Peña Arcoiris está por arrancar y se la ve ir de un lado al otro. Es la organizadora, productora, locutora, cantante y animadora. Ella es Ferni de Gyldenfeldt, o simplemente «La Ferni», como decidió que la llamen y como es reconocida en el mundo del folclore disidente.
A los 28 comenzó su transición y hoy con su DNI que la identifica como mujer, se autopercibe como trans no binarie y ama lucir sus rulos y su barba. «Al no tener una expresión de género binaria, me gusta ir hacia lo básico. Es algo que vengo abrazando hace tiempo, esta expresión mía de transición que no necesariamente me lleva a algún lugar. Es una identidad que se compone de elementos de lo que conocemos desde el universo de lo masculino y de lo femenino. Si el género es como cada persona se siente, como quiere ser nombrado, a mí me constituye el ser una persona con el pelo muy largo, muy hermoso, con mucho rulo, con los labios pintados, con una barba que no me dejo crecer más que un par de centímetros porque me encanta como le hace sombra a mi cara. Esta es La Ferni con una expresión donde se nota mi femineidad. Soy una identidad que se está haciendo».
Transición es lo que la define, en su género y en su carrera. En el año 2021 quiso cantar en el Festival de Cosquín, en la categoría mujer, y no la dejaron. Lejos de ser un freno, esa decisión fue un impulso en su vida. Ha pisado muchos de los escenarios folclóricos del país y también llegó a las tablas europeas. Con su presencia ilumina la sala y su voz, formada como cantante lírica, deslumbra al público.
«Desde ese Cosquín 2021, al último Cosquín con Yamila Cafrune, la gira por Europa, la temporada con la Ópera Queer con la que gané la Estrella de Mar, la faceta de actriz en la obra Las aventuras de la China Iron, las peñas Arcoíris en varios puntos del país y la grabación, edición y próxima presentación de mi primer disco en estudio, puedo decir que este año fue una bisagra, en el que me veo construyendo mi propio camino», señala cuando se le dice que su vida podría ser titulada «La Ferni, de Cosquín a Madrid».
En la capital española fue abrazada por el público, aun cuando existe allí un movimiento muy fuerte contra las personas trans y travestis, incluso desde las propias organizaciones feministas «Lo pude observar, pero no lo viví. Sí, charlé con muchas feministas allá», comenta. «De hecho, estuve reunida con Carla Antonelli, la primera senadora trans, que me contó lo fuerte que es el feminismo radical trans excluyente y, la verdad, vi la diferencia con lo que se vive acá. A fines de noviembre voy a cantar en el 38° Encuentro Plurinacional en Corrientes, un encuentro con tanta lucha, que vuelve a mostrarle al mundo que nuestras bases populares son muy de avanzada en materia de derechos humanos, de libertad, de respeto. Hay mucho ya construido desde el Nunca Más para acá desde los márgenes, y es emocionante».
Trabajo en equipo
La Ferni es ella, pero también la red autogestiva que la acompaña y que, como subraya, la «sostiene, impulsa y me permite haber dado un salto cualitativo en lo que significa poner en escena esta propuesta de un folclore disidente. Yo ya venía trabajando en este tipo de experiencias o con cooperativas, pero a partir de 2021 con Jorge “el Turco” Nacer, que es mi histórico manager, avanzamos en ese formato. Luego se amplió desde lo estético, que también es muy importante, con el equipo de prensa y las personas que me ayudan en la asistencia o las bailarinas. De repente me encuentro en shows importantes y hay 14 o 15 personas trabajando. La autogestión es eso, construir el trabajo con otras personas», explica.
Abrirse paso en el universo del folclore, que tiene una esencia machista y conservadora, es un camino que realiza lentamente y, si bien no escapa a las agresiones y comentarios violentos, sigue hacia adelante en pos de su meta. «¿Cómo es este presente en ese sentido? Decido, estratégicamente, trabajar en lugares donde la gente se sume. La Ferni es parte de una causa por lo que está luchando un montón de otra gente y por eso me interesa intervenir en espacios donde se pueda trabajar juntes y saber que lo que una hace es contrahegemónico. Yo ya no le tengo miedo a nada. Imaginate, Cosquín me dijo que no, lo denuncié y producto de ello tuvo que cambiar su estatuto», expresa con entusiasmo y convicción. Desde que dejó la docencia, La Ferni no para. Incansable, feliz, lleva su obra por los caminos de la música.
