8 de diciembre de 2025
A los 70 años falleció el escritor y periodista, colaborador de Acción por cerca de cuatro décadas. El adiós a un luchador y militante inclaudicable.

A poco de cumplir 70 años, el periodista y escritor Oscar Castelnovo falleció el domingo 7 en la Ciudad de Buenos Aires. En el plano literario, su primer libro, en coautoría con Ulises Gorini, fue «Lili, presa política» (1987), una reseña biográfica de una detenida en tiempos de dictadura; «Curtiendo asfalto»», una compilación al estilo de las aguafuertes arltianas, y «Mujeres apasionadas», una selección de perfiles biográficos, que incluye el la Madre de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, son otras de sus obras. Dos décadas después de su primer título, en 2008, Castelnovo se adjudicó el primer lugar en el premio Clarín de cuento, con su obra «Martínez». «La literatura fue una respuesta para no sucumbir frente a tanta tristeza» proveniente del contexto de violencia, cárceles, represión, solía repetir Castelnovo, ya que su trabajo en general y el periodístico en particular, tuvo como eje el área de los derechos humanos y el sistema carcelario, donde se enfocó en visibilizar las condiciones de vida de sectores marginados que los medios tradicionales prefieren no reflejar. Como a él mismo le gustaba decir, su tarea unía literatura y periodismo. Editor en Agencia Para la Libertad (APL), también fue parte de la desaparecida Agencia Rodolfo Walsh, donde desarrolló buena parte de su actividad periodística inicial. En este medio, además, Oscar fue en 2013 uno de los denunciantes (y luego querellante) de la infiltración del agente de la Policía Federal, Américo Balbuena en la Agencia. La denuncia fue la base de una causa judicial que, después de 10 años, condenó por espionaje ilegal a Balbuena y a dos de sus jefes del Cuerpo de Informaciones de la Federal. Colaborador de Acción por casi 40 años, su más reciente trabajo fue un reportaje a Iris Avellaneda, madre del adolescente desaparecido Floreal Avellaneda y presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos.
Se va un luchador, un militante que durante más de tres décadas «no dejó de denunciar sistemáticamente la represión estatal, las torturas y abusos a detenidos políticos o presos comunes, en contextos de encierro, lo que le valió presiones, amenazas e intentos de deslegitimación», se solidarizaban desde la Agencia para la Libertad cuanto el sistema penitenciario le prohibió a Oscar el ingreso al penal de Ezeiza, donde impartía sus clases de periodismo. Para Acción se va un compañero y un amigo.
