Deportes | PRESIDENTE SOCCER

El nuevo dueño de la pelota

Tiempo de lectura: ...
Alejandro Wall

Por decisión de la FIFA, Estados Unidos tiene las llaves del negocio del fútbol y apuesta a capitalizarlo con el Mundial. Claves del vínculo Trump-Infantino, con la selección argentina y la AFA en escena.

Washington. El republicano recibe el Premio FIFA de la Paz de manos de Infantino, antes del sorteo de la Copa del Mundo.

Foto: Getty Images

Lionel Scaloni tuvo que ponerse guantes para llevar la Copa del Mundo al escenario del Kennedy Center. Fue el viernes 5 de diciembre, en Washington, el día del sorteo de los grupos para el Mundial 2026. Al día siguiente, durante el acto en el que se confirmó el calendario con las sedes, Gianni Infantino, el presidente de FIFA,  tuvo que pedirle disculpas. No correspondía aplicarle el protocolo. Scaloni, el entrenador campeón del mundo con la Argentina en Qatar 2022, podía tocar el trofeo. También Donald Trump, según las reglas interpretadas por Infantino, que en agosto pasado le llevó la copa al Salón Oval y permitió que la tomara con sus manos. «Es solo para ganadores –le aclaró el presidente de la FIFA–, y usted es un ganador». Trump quiso ir un poco más allá: «¿Puedo quedármela? Es una hermosa pieza de oro». 

El viernes, antes del sorteo, Infantino le dio otro trofeo a su amigo Trump. El Premio FIFA de la Paz, un galardón inventado especialmente para la presidente de los Estados Unidos. Para cumplir el sueño trumpista del Premio Nobel de la Paz. Mientras lo recibía, Trump mantenía bajo amenaza de ataque a Venezuela. «Usted se merece el primer Premio de la Paz de la FIFA por su actuación, por lo que ha conseguido a su manera», lo elogió Infantino. «Este es uno de los grandes honores de mi vida», dijo Trump. 

El sorteo mundialista parecía una excusa para un homenaje a Trump. Incluso el cierre con Village People, con su «YMCA», un tema de 1978 que se transformó en la banda sonora de los actos políticos del magnate, lo que suena en las reuniones de Mar-a-Lago, y que se convirtió en meme con Trump moviendo los brazos al ritmo de la música. También cantó Andrea Bocceli, cercano a Trump y a su familia. 


Presencia permanente
Infantino tejió un vínculo simbiótico con Trump. Siempre fue oficialista de las sedes de los mundiales. Lo hizo con Vladimir Putin para Rusia 2018 y hasta se instaló en Doha para Qatar 2022. «Hoy me siento qatarí, hoy me siento árabe, hoy me siento africano, hoy me siento gay, hoy me siento discapacitado, hoy me siento un trabajador migrante», dijo en un extraño discurso previo a ese Mundial. Ahora se mudó a EE.UU. La FIFA abrió oficinas en Miami y también en Nueva York, en la Torre Trump, sobre la Quinta Avenida. Cuando las inauguró, estuvo Eric Trump, el hijo presidencial. Infantino le agradeció el apoyo, sobre todo el de su padre. «Nuestro éxito –le dijo–, es su éxito». Si había alguna idea de neutralidad en la FIFA, Infantino la enterró. 

«The soccer president», lo llamó Alexis Lalas, una de las figuras de la selección estadounidense del Mundial 94, ahora comentarista de televisión, y votante orgulloso de Trump. No fue irónico, Lalas cree que ningún otro presidente de su país estuvo tan ligado al fútbol. Hasta intervino la celebración del Chelsea en el título en el Mundial de Clubes con su presencia. Entregó el premio pero no se fue, ahí se quedó para el festejo y para la foto. 

Así como Infantino le cedió esa foto, Trump también lo sentó en la primera fila durante su asunción, lo recibe con frecuencia en el Salón Oval y hasta lo llevó a Egipto, a Sharm el Sheij, para una cumbre por el acuerdo de paz en Oriente Medio. ¿Por qué estaba ahí entre otros líderes mundiales? «Es importante que la FIFA esté presente para ofrecer ayuda», respondía Infantino, que dedicó ese tiempo a alabar el liderazgo de Trump. Quizá por esos días se le ocurrió darle el Premio de la Paz. 

Messi. Campeón de la Copa MLS con el Inter de Miami, levanta el trofeo en el Chase Stadium de Fort Lauderdale.

Foto: Getty Images


Segundo tiempo
En una de las primeras ocasiones en las que visitó a Trump en la Casa Blanca, Infantino llevó una tarjeta amarilla y otra roja, y le enseñó al presidente de Estados Unidos cómo mostrar la cartulina. Trump se las sacó a los periodistas que cubrían el encuentro. Desde entonces, la relación fue cada vez más estrecha. En 2020, durante una cena en Davos, en el Foro Económico, Infantino calificó a Trump como «un deportista» porque su carácter era comparable al de un atleta de elite. El vínculo quedó interrumpido con la salida de Trump del Gobierno, el paréntesis del mandato de Joe Biden, y retomada con envión desde el inicio del segundo ciclo, en el que la alianza se afianzó con el Mundial en el horizonte, un evento que esperan que genere 9.000 millones de dólares. 

Trump ya tuvo su foto con Cristiano Ronaldo, jugador del Al-Nassr, el equipo del Fondo de Inversión Pública saudí. Pero el nuevo campeón de la MLS es Lionel Messi, estrella del Inter Miami, que el último fin de semana le ganó 3-1 al Vancouver para quedarse por primera vez con la liga estadounidense. ¿Una liga de fútbol o liga de soccer? Trump llegó a plantear cambiarle el nombre a la NFL para que no se llame más football. Porque fútbol es lo que ellos llaman soccer. Messi, el nuevo campeón, todavía no definió si jugará el Mundial. Ya conoce a sus rivales, su calendario y sus sedes. La Argentina va a debutar el 16 de junio con Argelia en Kansas City. Los otros partidos se jugarán en Dallas: el 22 contra Polonia y el 26 contra Jordania. No habrá comodidad de Miami en ese trayecto inicial para la Argentina. Primera fase de un Mundial de 48 selecciones, 104 partidos y tres países aunque Estados Unidos arrastre una mayor cantidad de encuentros sobre México y Canadá, sus socios menores.

Tanto es el poder que construyó Trump en el fútbol gracias a su alianza con Infantino que hasta interviene, aunque sea indirectamente, en la Argentina. Claudio «Chiqui» Tapia, el presidente de la AFA en la mira del Gobierno de Javier Milei, sorprendió el fin de semana participando en Mar-a-Lago durante un homenaje a Charlie Kirk, el activista pro-tenencia de armas asesinado meses atrás y convertido en ícono de la ultraderecha. Tapia se mostró ahí junto a Felix Lasarte, asesor en inteligencia de Trump. También con Dave Harvilicz, subsecretario de Homeland Security. Se tramita un encuentro del presidente de la AFA con Trump, lo que pone en una situación incómoda a Milei, cuyo destino está atado al Gobierno de EE.UU. Debió haber sabido que el fútbol es un territorio con leyes propias. Esta vez no fueron las fotos con Messi y Rodrigo De Paul, para Chiqui Tapia, con cargo en FIFA en el área de reglas y competencias, sirvió mostrarse con funcionarios trumpistas. 

El nuevo orden del fútbol se dicta desde la Casa Blanca. Al menos hasta que se juegue el Mundial. Infantino le dio la llave a Trump de su producto máximo. Entiende que así, a la vez, puede controlarlo; pero todo será a lo Trump. Incluso con la ICE persiguiendo inmigrantes. También con la limitación de ingreso a ciudadanos de 19 países, entre ellos Irán y Haití, dos selecciones que jugarán el Mundial. A ese presidente la FIFA le entregó un premio por la paz.

Estás leyendo:

Deportes PRESIDENTE SOCCER

El nuevo dueño de la pelota