31 de enero de 2019
Gustavo Briones, jefe del área de obstetricia del hospital donde obligaron a ser madre a la nena de 12 años que fue víctima de una violación, cuya beba prematura murió después, decidió renunciar a su cargo y reiteró su desacuerdo con la cesárea que se le había practicado a la menor. Briones presentó un escrito para dar a conocer su decisión y apuntó al Poder Ejecutivo de la provincia de Jujuy, es decir, al gobernador Gerardo Morales, por «desatender la opinión profesional brindada por la totalidad de los médicos especialistas». En ese sentido, consideró que la cesárea practicada a la menor significó una «innecesaria colocación en riesgo» y recordó que «el servicio especializado en la materia desaconsejó la interrupción del embarazo, por cuanto el feto –de acuerdo con su edad gestacional– tenía altísimo riesgo de morir en caso de ser separado del seno materno». Por su parte, todo el movimiento feminista había repudiado a Briones y otros médicos antiderechos que fueron dilatando el aborto avalado por la ley que le fue negado a la nena violada.