27 de diciembre de 2013
Los números de Naciones Unidas están en rojo. Países aportantes, con Estados Unidos y Gran Bretaña a la cabeza, y tres directores de suborganismos solicitaron a Ban Ki Moon que tome «medidas inmediatas para aliviar las presiones presupuestarias», sobre todo en los salarios del personal. Los trabajadores de la sede de Ginebra, apoyados por sus compañeros de Nueva York, acusaron a Moon de avanzar con un ajuste unilateral y de retirarse de las conversaciones con los gremios en junio pasado sin respetar la representación sindical. Barbara Tavora Jainchill, presidenta de los empleados en Manhattan, afirmó: «Creemos que la ONU sólo puede promover de modo efectivo la defensa de los derechos humanos en todo el mundo si protege de modo efectivo los derechos de su personal».