15 de enero de 2014
Álvaro Noboa jamás pagó su deuda de 95 millones de dólares con el fisco ecuatoriano. Es por eso que la hacienda del magnate bananero, y candidato en cinco oportunidades consecutivas a presidente de su país, quedó en manos de sus 1.800 trabajadores. Después de crear la cooperativa Cooproclem, ellos asumieron los pagos con apoyo de la Corporación Financiera Nacional, entidad pública dedicada al desarrollo de proyectos estratégicos. A pesar de los cuestionamientos de los abogados de Noboa, el Servicio de Rentas Internas aceptó la propuesta solidaria y les adjudicó el predio rural más grande del país, ubicado en una de las zonas más fértiles del territorio. «Estamos trabajando en nuevas políticas a todo nivel; hay que considerar que el régimen societario no es el mismo ya que contempla un beneficio para todos los empleados, no sólo para un grupo como era antes» explicó Carlos Ordeñana, el actual administrador de la hacienda. Ordeñana destacó que la producción se mantiene en los niveles acostumbrados, pero que han tenido que crear un código de seguridad, ya que no existía durante la gestión de Noboa.