9 de abril de 2014
El paso del tifón Yolanda sigue golpeando a Filipinas. A casi cinco meses del desastre se estima que hay 4 millones de desplazados en refugios provisorios y en su mayoría se trata de los sectores más pobres que vivían de las plantaciones de coco y la pesca artesanal. Por si fuera poco, éstos no podrán regresar a sus comunidades, ya que el gobierno decidió que no va a volver a construir cerca de las costas para mitigar el impacto de futuras tormentas. Mientras el número de muertes aumenta día a día, millones de personas no podrán retomar su modo de vida, el 70% de las islas no tiene agua potable y el 50% sigue sin luz, por lo que se agudiza la necesidad de ayuda humanitaria. La cooperación internacional ha sido efectiva pero a cuentagotas, el rol del gobierno es más que deficiente y el movimiento de víctimas conocido como Marejada Popular sigue creciendo: recientemente saquearon un depósito en el que se pudrió ayuda alimentaria y llevaron las provisiones hasta oficinas estatales en Ciudad Quenzón como símbolo de protesta.