27 de mayo de 2014
Ya lo he leído en varios medios y también conozco gente de mi trabajo que adhiere a la idea de no vacunar a sus hijos porque, dicen, las enfermedades son procesos naturales y los chicos deben pasarlas porque salen fortalecidos.
La verdad no sé qué pensar, porque muchas de esas personas son instruidas, incluso hay algunos con título universitario. No sé de dónde sacaron la idea de que los chicos se «fortalecen», pero todas las fuentes científicas que he consultado dicen que esto no es así de ninguna manera. No vacunar a los chicos implica ponerlos en riesgo, a ellos y a sus compañeros de clase.
¿Se trata de esnobismo extremo, infantilismo, pensamiento mágico, poca información o irresponsabilidad social? Los padres que no vacunan a sus hijos no sólo están poniendo en riesgo a sus propios hijos sino también a los de los demás y, en consecuencia, a buena parte de la sociedad. En un artículo publicado en el diario La Nación una mamá «naturista» decía: «Te están metiendo un químico que no es bueno; hay enfermedades que está buenísimo tener. La rubeola o el sarampión, todas las eruptivas, está bien que las tengan porque cuando el niño pasa por ellas quema un montón de cosas que ya no necesita». ¡Por favor, qué irresponsabilidad! Según estos padres, ellos siguen una doctrina filosófica, la antroposofía. Pues bien, en esto no pinta para nada la filosofía; se trata de virus y microorganismos que enferman el cuerpo humano, pura biología.
Me pregunto si esta gente querrá ver otra vez en sociedad niños tullidos por la polio, o miles de niños con la cara marcada para siempre por la viruela, o que mueran millones de personas por esta enfermedad cada año como ocurría hasta 1977, cuando fue erradicada, o quizá quiera que miles y miles de niños sufran una muerte atroz por meningitis. ¿En qué estarán pensando?
Eduardo Terriles
Rosario, Santa Fe