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Fiebre de época

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Los borgia. Jeremy Irons es un inescrupuloso aspirante a papa.

D esde que Enrique VIII y sus amoríos irrumpieron en el cable con Los Tudor, en 2007, las series de época viven un gran momento. A esa superproducción entre EE.UU. y Canadá de intrigas cortesanas, le siguieron otras dos: la magnífica Downton Abbey, de la BBC, en 2010 –actualmente, en Film & Arts–, y la miniserie norteamericana Los Borgia, sobre la familia más escandalosa del Renacimiento, en 2011.
Con Downton Abbey, ambientada en Yorkshire a comienzos del siglo XX, los ingleses, reyes del género –con adaptaciones como Yo, Claudio, de 1976, y Orgullo y prejuicio, de 1995–, desataron un verdadero furor en los Estados Unidos, donde la audiencia, acostumbrada a ficciones protagonizadas por detectives o médicos, como las recientes La ley y el orden y Dr. House, sucumbió ante el atrapante guión de Julian Fellowes. Allí se narra la historia de una familia aristocrática y sus criados, que transcurre en la mansión campestre de Downton Abbey, mientras se suceden de fondo hechos verídicos como el hundimiento del Titanic y la Primera Guerra Mundial. La producción, premiada con seis Emmy y dos Globos de Oro, va por la cuarta temporada, y cuenta con más de 8 millones de espectadores en Estados Unidos y 12 millones en Gran Bretaña. Está claro que, últimamente, las series son las estrellas de la TV, a cuyos elencos se incorporan cada vez más actores famosos. Los Tudor y Los Borgia no han sido la excepción. En la primera, Jonathan Rhys Meyers es un monarca impasible y mujeriego. En Los Borgia, en tanto, el multipremiado Jeremy Irons interpreta al inescrupuloso Rodrigo Borgia en su carrera para convertirse en papa, bajo las órdenes de Neil Jordan, quien se inspiró en el libro Los Borgia, la primera familia del crimen, de Mario Puzo, para una serie que culminó el año pasado tras su tercera temporada, mientras en Europa debutaba la producción franco-alemana Borgia por la señal HBO.
Entre otros títulos anglosajones recientes figuran Mad men, que, si bien no es una serie «histórica», retrata fielmente los roles de hombres y mujeres en plena década del 60; Galerías Paradise, basada en un libro de Émile Zolá; Peaky blinders, una épica de gangsters con Cillian Murphy; y Boardwalk Empire, que retrata los tiempos de la «ley seca» en  Atlantic City, Nueva Jersey, con un elenco encabezado por Steve Buscemi.
España tampoco se queda atrás. Amar en tiempos revueltos, una estupenda historia situada en pleno franquismo emitida por TVE Internacional, ha sido la serie más vista en su país, con siete temporadas, mientras que por Antena 3 Internacional se estrenaron con éxito Gran hotel  y El tiempo entre costuras. Esta última está basada en el best-seller de María Dueñas sobre una modista que deja Madrid justo antes del golpe de 1936, para irse a Marruecos con el hombre que ama. La lista también podría incluir a la argentina Doce casas. Historias de mujeres devotas,  que lleva a la TV Pública una ficción ambientada en los años 80. En fin, lo que se dice una verdadera fiebre de época.

Francia Fernández

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