11 de febrero de 2015
La extraordinaria convocatoria de Podemos en el corazón de Madrid el 31 de enero ratificó que la sociedad española está revolucionada por este nuevo fenómeno político surgido hace apenas un año.
A diferencia de muchos otros movimientos y partidos políticos de izquierda, los dirigentes de Podemos tienen vocación de poder. La consigna «tic-tac, tic-tac vuestro tiempo se acaba» es un desafío abierto al Partido Popular de Mariano Rajoy que todavía no comprende cómo este pequeño grupo de jóvenes universitarios se ha convertido en un movimiento político que genera simpatías y adhesiones y dice que le ganará las próximas elecciones. En realidad, existe una gran incapacidad de la clase dirigente española de reconocer que Podemos, al igual que el movimiento 15M de 2011, es un emergente directo de la crisis. Por eso, por un lado, los acusan de no tener un «programa»; pero por el otro, los furibundos ataques de la inmensa mayoría de los medios de comunicación muestran que los consideran una verdadera amenaza. En los días previos a la convocatoria, decenas de artículos intentaron desprestigiar a sus principales dirigentes con múltiples denuncias de corrupción y comparaciones con el nazismo, el régimen norcoreano y el chavismo.
Es difícil saber cómo impactan en los miles de desocupados las diatribas contra Podemos. Pero el gobierno de Rajoy es consciente de que necesita un golpe de efecto relacionado con la situación económica. Al día siguiente de la manifestación, la tapa del conservador diario ABC mostraba la imagen de Ana Pastor –ministra de Fomento de España– afirmando «hemos pasado del miedo al rescate, a crecer como nadie en Europa».
El principal referente de Podemos, Pablo Iglesias, estuvo junto al ahora primer ministro griego Alexis Tsipras en el cierre de la campaña electoral y al día siguiente el diario de Syriza tituló en castellano «Syriza, Podemos, Venceremos». El cambio en Europa comenzó en Grecia, ¿continuará en España?