24 de abril de 2022
«Náufragos del mundo que han perdido el corazón» dice uno de los versos de «Niebla del Riachuelo», el tango que describe el paisaje de La Boca en los años 30. Casi un siglo después, en un paisaje cambiante y amenazado por proyectos urbanísticos, otros náufragos que no han perdido el corazón recuperan una actividad: el remo, en fecunda amalgama con una concepción de espacio público inclusivo y transformador. De la mano del Club de Regatas Almirante Brown fundado en 1925 y renacido en 2007, por el impulso del capitán de remo Roberto Naone, comenzó la recuperación del río, esa masa oscura, maloliente y sucia a la que los vecinos de La Boca y los porteños le daban la espalda. Hoy, el club cuenta con 120 socios, que se encuentran los fines de semana para surcar las aguas marrones del Riachuelo. «Gente que se conocía del barrio comenzó a vincularse de otro modo y a tener otra perspectiva de la importancia del Riachuelo», sostiene Roberto.