12 de agosto de 2015
El modelo político del Hondurazo parece estar terminando. Desde que se conoció el saqueo de 330 millones de dólares al Instituto de Seguridad Social en mayo, las calles de Tegucigalpa y San Pedro Sula se colman de antorchas todos los viernes. Son los miles de indignados, en su mayoría jóvenes y pueblos originarios, que exigen el fin de la corrupción y organizan acampes y huelgas de hambre en las inmediaciones de la casa presidencial. La reciente difusión de unas fotos que muestran cómo en un hospital del norte del país se acuna a recién nacidos en cajas de cartón por falta de recursos, demostró el nivel de vaciamiento estatal organizado por el Partido Nacional.