4 de julio de 2022
La renuncia de Martín Guzmán fue el desenlace de una situación de desacuerdo acerca de la política económica implementada por el Gobierno nacional entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández. Se abre a partir de ahora una nueva fase en la que, si bien posiblemente no cambie el rumbo estratégico del Gobierno en materia económica y social, es posible que se modifique el tratamiento de algunas problemáticas cruciales que formaban parte de la discusión aludida. Sobresalen como los más urgentes, el tema de la inflación, la relación precios versus salarios, el tratamiento hacia los formadores de precios y la política acerca de las tarifas de los servicios públicos.
A mi juicio, lo más importante de lo ocurrido durante el pasado fin de semana es que ante un punto culminante de una controversia política entre los máximos referentes de la alianza de Gobierno, se encontró un grado de consenso avalado por el presidente y la vicepresidenta para la elección de la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis. No menos importante es que en las primeras horas desde su nombramiento, las distintas corrientes que confluyen en el Frente de Todos manifestaron su acuerdo con la elección. La funcionaria logra, de este modo, por su formación profesional, su larga experiencia en la gestión y porque desde el punto de vista de las relaciones políticas tiene anclajes en diversas corrientes internas de opinión, el respaldo pleno del Frente de Todos.
No se puede soslayar en el análisis que el país está en una situación muy compleja, en la que el tema más agudo es la inflación, por su impacto en la población en general y especialmente en los más desprotegidos, y que hay muchos otros problemas sin resolver. Por lo tanto, hace falta mucho consenso político y una fuerte determinación para enfrentar una coyuntura tan difícil.
Si bien es muy reciente la designación y queda por ver cómo se expresa el acuerdo político alcanzado y los primeros pasos de la flamante ministra acerca de la táctica a desarrollar en su gestión, lo cierto es que se ha generado un consenso fuerte, que no se había logrado hasta ahora, y que la situación preexistente determinaba un desgaste para el Gobierno. El Frente de Todos supera de este modo una prueba difícil ante una situación de diferencia fuerte. Haber superado el desafío de hallar una figura de consenso, que genera una expectativa favorable, abre una perspectiva política alentadora.