Sociedad | MASACRE DE CROMAÑÓN

Un espacio de memoria

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Julieta Galera

Con el apoyo de distintos bloques, sobrevivientes y familiares de víctimas presentaron en el Congreso un proyecto de expropiación del predio. 

Mitre al 300. Los nombres de las 194 víctimas evocan la tragedia en los paneles que sellan la entrada al boliche.

Foto: Kala Moreno Parra

El colectivo Unidad Cromañón, conformado por nueve organizaciones de familias de víctimas fatales, amigos y víctimas sobrevivientes de la masacre del boliche de Once no se puede entender de forma aislada a la lucha del movimiento de derechos humanos de la Argentina por construir memoria, verdad y justicia. Es el lugar en el que este colectivo se referencia, se posiciona, del que retoma y construye su lucha por la memoria de las víctimas fatales de Cromañón.
Desde el incendio el 30 de diciembre de 2004 hasta hoy, su motivación estuvo centrada siempre en derribar mitos, mentiras, estigmatizaciones sobre las y los jóvenes víctimas y sobrevivientes; en exigir justicia, reconocimiento de derechos y la reparación del Estado; en «sembrar verdad» y «cosechar memoria», para que la masacre de Cromañón no quede en el olvido y continúe interpelando a la ciudanía, para que la sociedad comprenda que el hecho no le pasó a algunos pibes y pibas, que Cromañón les pasó a todos.
«La memoria no es parte del pasado, es parte del presente y una construcción hacia el futuro. Me parece que la historia argentina ya tiene muchos “Nunca más” y hay muchas noches, como la “Noche de los lápices”, de los “Bastones largos” y nosotros no podemos quedar afuera con la masacre de Cromañón. Construir un espacio de memoria es una manera de reparar a la sociedad entera para que Cromañón no vuelva a suceder», explica Sabrina Klein, referente de la agrupación Ni olvido ni perdón.

Promover conciencia
Si bien desde 2004 las diferentes organizaciones que conforman el colectivo Unidad Cromañón realizan eventos en muchos barrios, promueven charlas y actividades educativas en escuelas, ahora están construyendo un archivo de la memoria de las víctimas de Cromañón en el Centro Cultural Haroldo Conti y todos los 30 de diciembre confluyen en una serie de acciones culturales conmemorativas. Desde 2018 luchan por lograr la expropiación del inmueble donde ocurrió la tragedia y del Santuario para construir un espacio de memoria.
Desde que la Justicia Federal en 2018 le devolvió las llaves del inmueble a su dueño, Rafael Levy, las víctimas y familiares de víctimas sintieron la necesidad de construir un espacio de memoria en Cromañón para mantener vivo el recuerdo de los que fallecieron, para promover conciencia y para contar a las nuevas generaciones qué ocurrió allí; pero también para transformar ese espacio que alguna vez fue de alegría, de música, de encuentro juvenil, en un ámbito cultural, que transforme la muerte en vida, en acción, en porvenir para toda la ciudadanía.
Con el apoyo de once bloques de diputados, las víctimas sobrevivientes y los familiares de víctimas de la masacre presentaron el 22 de septiembre en el Congreso un proyecto de ley para declarar de utilidad pública y expropiar el local donde funcionaba el boliche y el Santuario, ubicados en Bartolomé Mitre al 300 en el barrio de Balvanera, para crear un espacio de memoria abierto al público.
A las y los sobrevivientes de Cromañón los mueve una pulsión de vida muy fuerte y una necesidad de transformar la historia de muerte, no quedar atrapados en ese día fatídico y de ejercer su derecho a la vida, a la identidad y a la voz propia para construir su historia. En ese sentido, en un documento que leyeron en la presentación del proyecto de expropiación en el Salón de los Pasos Perdidos en el Congreso Nacional, el colectivo Unidad Cromañón expresó que un espacio de la memoria en Cromañón «nos permitirá reconstruir parte de nuestra historia y de nuestra identidad. Esa historia que es nuestra y que queremos que trascienda para toda la sociedad en su conjunto porque creemos que es justo, que es nuestro derecho no olvidar para que nunca más se repita. Ejercitar la memoria es fortalecer la democracia. Este proyecto de ley es para que allí funcione un espacio colectivo para la memoria donde pueda volver a entrar luz, vida, conciencia y claridad ante tanta oscuridad».
El proyecto de expropiación contó con el apoyo y el impulso de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y de la mayoría de las fuerzas políticas del Congreso: el Frente de Todos, el PRO, la UCR, el FIT, Evolución Radical, la Coalición Cívica, Encuentro Federal, Juntos Somos Río Negro, el Frente de la Concordia Misionero, el Socialismo santafesino e Identidad Bonaerense.

Foto: NA

En un momento particular del país, en el que se respira un clima de violencia política, el consenso que logró el proyecto de expropiación de Cromañón para construir un sitio de memoria es inédito. Curiosamente, la expropiación, que nunca logró ser tratada en la Legislatura de la CABA porque el oficialismo porteño siempre le dio la espalda, en el Congreso contó con el impulso de importantes figuras del bloque PRO y del bloque UCR.
Todas y todos los diputados consultados por Acción se mostraron optimistas y, extrañamente, coincidieron en la importancia de las políticas de memoria, verdad y justicia; en que construir memoria por los jóvenes de Cromañón es una necesidad y una deuda; y expresaron sus expectativas de que el proyecto este año sea aprobado en la Cámara Baja.
Entre los sobrevivientes y las familias de las víctimas fatales las expectativas son las mismas. En el Salón de los Pasos Perdidos había emoción a flor de piel y en el aire se podía percibir esperanza. Era la primera vez que se sentían escuchados y reconocidos. «Tenemos una gran expectativa en este proyecto. Tiene un gran consenso y esperamos que pronto se gire a comisión. Creemos que este año puede salir», expresó Belkyss Contino, miembro de Movimiento Cromañón.

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