Economía | ENTREVISTA A IGNACIO SABBATELLA

El metal más codiciado

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Pablo Tassart

Especialista en cambio climático, explica al litio como una herramienta para reforzar la transición hacia energías renovables. El debate sobre ecología y desarrollo.

Foto: Guido Piotrkowski

Desde la crisis energética global, producto de la guerra en Ucrania, hasta la oportunidad que se abre con la explotación del litio –insumo primordial para la confección de baterías– en el norte de nuestro país, la temática sobre energía y recursos naturales ha ido ganando espacio en la agenda nacional. Ignacio Sabbatella, es palabra autorizada sobre el tema: investigador del CONICET y magíster especializado en energía y cambio climático con un enfoque particular que tiene como ejes la economía, la integración regional y las políticas públicas. Entre sus libros –en coautoría– se destacan Historia de una privatización. Cómo y por qué se perdió YPF y Ex Secretarios de Energía bajo la lupa.
Si bien considera «indiscutida» la necesidad de un plan de transición hacia las energías renovables, sea por los tratados internacionales o por la mejora en el rendimiento del consumo, no desestima seguir con la extracción de recursos convencionales, como, por ejemplo, el petróleo offshore. Y aunque considera «complejo» el paso a energías limpias –por la demanda de insumos importados que requiere– destaca los nuevos desarrollos que se están haciendo en nuestro país. 

«Argentina está abriendo la primera fábrica de baterías de litio en Latinoamérica, en Ensenada, provincia de Buenos Aires.»

–¿Cuál es la importancia del litio en el futuro energético de Argentina?
–El litio aparece como una herramienta para almacenar energía a gran escala para el momento del día en que la energía solar o eólica no producen. También está pensado para los autos, que es lo más conocido. Y se habla tanto del caso argentino porque hay grandes cantidades de litio sobre todo concentrado en las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca. Estamos segundos en el mundo en esta materia, detrás de Bolivia. Y en cuarto lugar si hablamos de reservas, que sería certificar la extracción a nivel económico y tecnológico. Hay dos proyectos que actualmente producen, pero hay otros 20 en carpeta que en cuatro o cinco años se van a poner en marcha. Con esto el sector minero del litio se transformaría en una gran plataforma de exportación para el país, complementaria del «campo» o del petróleo. 
¿Dará respuesta a los problemas energéticos internos?
–Esa es la pregunta clave de los próximos años. Si vamos a ser un mero exportador o si se va a dar el salto de su industrialización. Sucede que toda la cadena de producción de baterías de litio está ampliamente dominada por China. Y no cualquier país le puede competir mano a mano, tampoco Estados Unidos o Europa. Argentina lo que está haciendo es abrir la primera fábrica de baterías de litio en Latinoamérica, en Ensenada, provincia de Buenos Aires. Es un proyecto de Y-TEC, la empresa tecnológica de YPF y el CONICET junto con la Universidad Nacional de La Plata. Es de pequeña escala, pero importante para incorporar la técnica de producción. También habrá fábricas de automóviles o buses eléctricos que aprovechen el litio que se extrae de suelo argentino para avanzar en el desarrollo de esta tecnología.  

«El 40% del petróleo y gas que hoy en día extrae el país proviene de Vaca Muerta. Si no estuviesen activos esos yacimientos todavía estaríamos importando más.»

–¿En qué posición se encuentra Argentina, respecto de otros países, en el uso de energía solar o eólica?
–Tenemos un consumo del 13% que son renovables no convencionales, como eólico y solar. A eso hay que sumarle la hidroeléctrica de gran escala, con alrededor de 20% y la energía nuclear que no es renovable pero que no produce emisiones carburíferas. Todo eso te da algo más de 40% de energías limpias. Si nos comparamos con países como Estados Unidos, China o India, que consumen mucho carbón que es lo más contaminante, estamos bien parados. Ahora, si nos comparamos con Brasil o Uruguay, que tiene momentos del año que consumen totalmente energías renovables, la situación es distinta.    
–¿Hubo algún momento en el que se haya progresado particularmente en este tema?
–Sí, durante el Gobierno de Mauricio Macri se hicieron grandes licitaciones internacionales y el consumo renovable pasó del 2% al 10%. Es cierto que hubo denuncias acerca de que una empresa familiar del expresidente fue favorecida. Esto no fue confirmado, pero lo que sí sucedió es que todos los avances que se hicieron fueron a partir de equipos e insumos importados, desaprovechando las capacidades de fabricación nacional como cables, transformadores y aislantes. Por ejemplo, hay una empresa mendocina llamada IMPSA que fue salvada por los gobiernos de Mendoza y el Nacional, que tiene la capacidad de crear aerogeneradores para energía hidroeléctrica, nuclear y eólica. 
–Con respecto de la extracción de litio, ¿hay avances hacia una coordinación entre el Gobierno nacional y los provinciales?
–No, las provincias más bien buscan tomar decisiones por su cuenta, por más que desde Nación se intente una coordinación. Es más, hace unos meses se corrió el rumor de que Argentina, Chile y Bolivia firmarían un acuerdo de cooperación en materia de litio, allí algunos medios de comunicación salieron a agitar el fantasma de «la OPEP del litio», haciendo referencia a la Organización de Países Exportadores de Petróleo que en los años 70 dio un vuelco en contra de los países centrales. 

Foto: Guido Piotrkowski

–¿No subyace en esta discusión la necesidad de revisar la reforma constitucional de 1994 que estableció que los recursos naturales, estratégicos para la Nación, pasen a manos de las provincias?
–Es un tema interesante que hay que abordar, pero es muy sensible para las provincias. Son muy poco proclives a discutirlo. La Constitución las habilita a considerarse dueñas incluso desde antes de la conformación del Estado Nacional, porque las provincias son preconstituyentes. Pero el tema es que no están pensando en un proyecto estratégico de aprovechamiento del litio para la industrialización del país, porque el interés es más inmediato: obtener ingresos. Esto es único a nivel mundial, por lo general los recursos son de dominio de los Estados nacionales.

«Las provincias no están pensando en un proyecto estratégico de aprovechamiento del litio para la industrialización del país, porque el interés es más inmediato: obtener ingresos.»

–Vaca Muerta está operando a mayor capacidad, sin embargo, parece no replicarse en beneficios directos 
–Es que el 40% del petróleo y gas que hoy en día extrae el país proviene de Vaca Muerta. Si no estuviesen activos esos yacimientos todavía estaríamos importando más, con la sangría de dólares que genera esto año tras año. Lo que tenemos es una caída de la producción convencional, los viejos pozos que ya tienen más de 100 años están siendo reemplazados por Vaca Muerta. Y se espera que en los próximos años no solo logremos el autoabastecimiento, sino que además exportemos. Pero viene pasando lo contrario: somos tan consumidores de gas, el 50% del consumo, que a pesar de ser productores en invierno necesitamos importar.

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