9 de febrero de 2023
Con el cannabis como materia prima, mujeres cooperativistas desarrollaron productos alimentarios, medicinales y cosméticos.
Equipo. Julio Azcoaga (asociado); Albarracín, Castellanos, Santiago Pisano (asociado) y Quiroga.
Foto: Franco Farias
Conformada en su gran mayoría por mujeres e impulsada por integrantes del Movimiento Evita, la cooperativa de trabajo Indescan, focalizada en la investigación y desarrollo del cannabis medicinal, se constituyó en septiembre de 2021 y funciona en el Polo Productivo CTEP Zona Norte, en el Parque Arenaza de Boulogne.
El cultivo y el proceso de transformación en fitopreparados –preparaciones líquidas obtenidas desde soluciones extractivas certificadas de materias primas de origen vegetal– con fines medicinales, higiénicos, alimentarios y cosméticos, está en manos de un equipo de farmacéuticas, docentes universitarias, biotecnólogas, médicas químicas e ingenieras agrónomas especialistas en salud comunitaria y medicinas tradicionales.
«En Indescan tenemos varios proyectos. Uno es el laboratorio en el que nos dedicamos a hacer fitopreparados dentro del predio de Arenaza», explica Lorena Albarracín, presidenta de la cooperativa y endocannabinóloga y señala que, a partir del trabajo en la huerta obtienen la materia prima «para luego transformarla».
Además de la preparación de fitopreparados, Indescan trabaja en la innovación de nuevas tecnologías de producción sustentables tanto de laboratorio como de cultivo y en la capacitación integral con enfoque de género de la comunidad y divulgación científica. Esa investigación le permitió por ejemplo, desarrollar el Cannatest, un test de identificación y cuantificación de cannabinoides móvil que permite, a partir de un procedimiento químico, identificar las concentraciones de cannabinoides en diferentes matrices, como material vegetal, extracciones y aceites.
«Es una herramienta de gran utilidad tanto para cultivadores como para fabricantes de derivados de cannabis, médicos y usuarios que deseen conocer el contenido de los productos derivados de esta planta», dice Albarracín.
Cooperativa de Trabajo Indescan. Con el cannabis como materia prima, mujeres cooperativistas desarrollaron productos alimentarios, medicinales y cosméticos. Nuevas tecnologías de producción sustentables y capacitación integral con enfoque de género.
Al momento de hablar del Cannatest, la endocannabinóloga aporta que «es único en el mundo porque utiliza un método para separar los compuestos de una mezcla llamado TLC, que es una cromatografía en capa delgada» y con solo 100 miligramos de muestra se pueden obtener resultados en menos de cuatro minutos.
Indescan está conformada por siete asociadas aunque «hay otras personas que vienen uniéndose y de a poco vamos a ir sumándo porque la idea es seguir creciendo», sostiene Albarracín y reconoce que el predio les permite trabajar en conjunto con otras cooperativas y «que esa fuerza de trabajo se apoya también en el nuestro y así podemos crecer entre todas».
En crecimiento
Andrea Quiroga es la responsable del predio Arenaza en el que trabajan alrededor de 1.000 personas de lunes a viernes. «Tenemos sectores productivos, dos chacras, una huerta, viveros, un espacio de primera infancia, una cooperativa textil y en breve tendremos en funcionamiento una panadería y un laboratorio».
A mediados de 2016 el Movimiento Evita se hizo cargo del lugar en conjunto con el distrito de San Fernando. «Cuando llegamos a este predio estaba abandonado; en otros tiempos fue un orfanato, lo remodelamos y empezamos a generar trabajo para los compañeros y compañeras, para que puedan apropiarse del espacio y darle vida».
Al ser una cooperativa reciente y en crecimiento, hay asociadas que desempeñan más de una función, como la síndica Diana Castellanos, oriunda de Colombia, doctora en ciencias químicas que ocupa el área de investigación y desarrollo de nuevos productos. «Mi tarea es ver las fórmulas y las partes de las extracciones, estoy muy metida dentro del laboratorio», dice. Pero además se ocupa de tareas administrativas como «gestionar todo lo necesario para que las compañeras y compañeros tengan los insumos necesarios para trabajar».
Castellanos subraya la importancia de pertenecer a una cooperativa, ser mujer y llevarla adelante en este contexto tan particular. «Como migrantes es un logro bastante grande porque garantiza que podamos darle a las compañeras otra forma de trabajo y generar nuestros propios recursos con lo que acá mismo se produce y tener una comunidad más horizontal donde nadie es jefe de nadie», afirma. Y subraya que «el cooperativismo termina siendo una herramienta muy importante para la economía y para el desarrollo de la comunidad».