Voces | ENTREVISTA A MARU LUDUEÑA

Mirar desde la diversidad

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Adriana Meyer

Escritora y periodista, es responsable de la primera agencia dedicada a temas de géneros, comunidad LGBTI+ y pueblos originarios. El desafío de generar nuevas prácticas. 

Foto: Horacio Paone

Maru Ludueña es una mujer de estos tiempos. Periodista, docente, escritora de ensayo y ficción, madre de un hijo adolescente, pareja del fotógrafo Ariel Gutraich y codirectora de la agencia Presentes, la primera dedicada específicamente a la problemática de géneros, la comunidad LGBTI+ y a los pueblos originarios, con un enfoque de derechos humanos. Escribió la biografía de Laura Carlotto y el libro de cuentos El mundo no necesita más canciones (La Parte Maldita, 2017); estudió en la Universidad de Buenos Aires y es licenciada en Ciencias de la Comunicación. Hizo talleres en la Isla Maciel con la Asociación Miguel Bru y participó de Wikilesa y Wikiderechoshumanos. 
«Nunca imaginé que iba a fundar un medio, cuando estudiábamos en la UBA Aníbal Ford nos hablaba de las maravillosas promesas de internet, pero parecía una fantasía; siempre me interesó mucho la tecnología», dice a Acción mientras prepara café en la pequeña y pintoresca redacción, y habla en lenguaje inclusivo con naturalidad. Su larga trayectoria comenzó en revistas femeninas, en las editoriales Perfil y Atlántida. «Eran menospreciadas, teníamos jefes varones, fue una escuela, trabajé en revista Mujer y viajé por toda la Argentina, y trabajé en Para Ti. Ahí increíblemente en los 90 me acerqué a Abuelas de Plaza de Mayo, y cubrí la historia de las primeras hijas de desaparecides que buscó a su familia, Carolina Guallane, en un momento en que no se hablaba de esos temas. Las fotos de esas notas contribuyeron a que encontrara a sus abuelas», recuerda Ludueña. 
–¿Cómo siguió tu carrera?
–En medios digitales, siempre en revistas femeninas o elegía temas con enfoque de género y derechos humanos, en ese momento éramos pocas personas haciéndolo. Colaboré mucho tiempo con la revista dominical del diario La Nación haciendo notas de mujeres que luchan, de resistencias y movimientos comunitarios. Ahí me pidieron una entrevista con Estela Carlotto cuando fue la restitución número 100. La conocí y terminé escribiendo el libro sobre su hija (N. d. R: Laura, vida y militancia de Laura Carlotto, Planeta 2013). La comunicación tiene laberintos, hoy soy una privilegiada porque trabajo de lo que me gusta, un montón de horas, pero me dedico a los temas que me gustan.
–¿Qué es Presentes y cómo surgió?
–Fui colaboradora en Anfibia, Cosecha Roja, Chequeado, en Crítica que fue mi experiencia más triste, y en Infojus Noticias, donde conocí a Ana Fornaro. El día que asumió Macri intervinieron Infojus y nos echaron a todes. Ahí ya hacíamos judiciales buscando romper con el lenguaje críptico del Poder Judicial, y géneros y diversidad sexual. Cubrí lesa humanidad para Cosecha Roja, y cuando pensamos Presentes queríamos con Ana llevar ese tesón a la cobertura de los temas de diversidad sexual, porque en ese momento no se cubría de manera sistemática y exhaustiva. Hoy las cosas cambiaron para bien. Nos propusimos hacer coberturas periodísticas rigurosas aplicadas a temáticas de diversidades sexuales, con enfoque de derechos humanos, para América Latina. No mirás igual Argentina cuando ves al resto de los países latinoamericanos, a la luz de las leyes que ampliaron derechos acá, que hicieron punta. Hay una gran hermandad y una red travesti trans. Por ejemplo, en el juicio por el travesticidio de Diana Sacayán declaró como testigo experta Amaranta (Gómez Regalado), una muxe (transgénero) mexicana para contarle al tribunal cómo es ser una persona trans en América Latina, y luego Marlene Wayar, activista travesti argentina, estuvo en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el juicio por la ejecución extrajudicial de Vicki Hernández, una mujer trans de Honduras. Se van armando redes gracias a la tecnología, pero con mucha presencia en el territorio.
–¿Presentes es la única agencia especializada en esta temática?
–Como agencia de noticias, sí; como medio especializado, no. Tenemos alianzas con muchos medios que siguen estas temáticas. Tenemos corresponsalías y colaboraciones en los países que cubrimos, Argentina, Perú, Paraguay y Chile, expandimos a Honduras, Guatemala y El Salvador, y ahora a México. Somos una organización civil, con el apoyo de fondos de cooperación internacionales y generamos ingresos propios, el periodismo riguroso necesita recursos. No fuimos formadas para la sustentabilidad. Hubo que armar un medio, con la equipa de Presentes hablamos sobre nuevas prácticas laborales y qué tipo de protecciones nos damos en este contexto. Somos un medio pequeño, sin fines de lucro, y nuestra sustentabilidad no está garantizada. 

Foto: Horacio Paone

–Pero tienen mayor independencia.
–Sí, y es lo que más valoro. No tener un jefe varón. Las mujeres y las diversidades faltamos en los medios, generar nuevas prácticas es desafiante porque venimos de patrones laborales clásicos y donde los medios tenían otra estructura. La autonomía tiene su precio, hay que sostenerla cada día. Necesitamos recursos, pero no pueden salir de cualquier lado. Sin embargo, pudimos crecer mucho desde 2016.
–¿Con el tiempo fueron abriendo la agenda de la agencia?
–Entendemos que la violencia por prejuicios, como define la CIDH a este tipo de violencias hacia personas por su orientación sexual o por su identidad de género, está tipificado a nivel internacional. Eso incluye la violencia por razones de raza, de etnia o de religión, ahí entran los movimientos indígenas. Son los agravantes cuando se juzgan los homicidios, por género o prejuicios. También se llaman crímenes de odio, pero la terminología también está en construcción. Hacemos capacitaciones y aprendemos un montón. Ya vio la luz la agencia Telúrica, el medio de mujeres y diversidades indígenas. En Paraguay acompañamos a una comunidad de mujeres qom en Hayes.
–¿Cuál es tu mirada sobre el abordaje de géneros y diversidades del periodismo mainstream?
–Me encanta que se hayan vuelto temas centrales en las agendas mediáticas, asistimos con alegría a este cambio, salvo en algunos casos. En lugar de editoras de género pensamos que haría falta un enfoque transversal de género en cada sección de un medio. Todas las personas que trabajamos en comunicación tenemos que tener un enfoque de género. No puede salir un título «una mujer discutió, se bajó del auto y provocó un accidente entre un patrullero y un camión», cuando la mujer estaba internada en grave estado y el hombre quedó detenido por violencia de género. Logramos avanzar, la gente sabe qué es un femicidio, pero un travesticidio aún no está en la agenda emocional. A veces si te equivocás sos expulsada de los feminismos. Las mujeres indígenas y diversidades del Buen Vivir prefieren hablar de movimiento antipatriarcal. Para mí eso engloba todas las luchas, porque apunta a la clase y al poder.

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