25 de junio de 2023
Las proyecciones de la actividad auguran, además del ansiado autoabastecimiento, importantes incrementos en la balanza comercial, de la mano de las exportaciones de combustibles y litio.
Vaca Muerta. El potencial de petróleo y gas no convencionales más los proyectos de litio en el NOA podrían cambiar el perfil exportador de Argentina para 2030.
Foto: NA
El cambio de la matriz energética abre un abanico de oportunidades que se amplía cada vez más. No solo la posibilidad del autoabastecimiento está a punto de cristalizarse, modificando drásticamente la matriz productiva, sino que los empresarios vinculados al sector ya comienzan a hacer cuentas de los ingresos que generará la actividad, cuando se encuentre en pleno funcionamiento.
Las proyecciones difundidas esta semana por la Cámara Argentina de la Energía (CADE) prevén que el sector está en condiciones de aportar un superávit comercial superior a los 12.000 millones de dólares hacia 2030. Para ese año se prevé, según estimaciones previas a este informe, que las exportaciones de Vaca Muerta y de litio juntas podrían superar los 55.000 millones de dólares.
Miguel Peirano, exministro de Economía y Producción y actual CEO de la CADE, entidad que reúne a las más grandes empresas de energía del país, remarcó que «para poder alcanzar estos niveles de la balanza comercial del sector se requieren reglas básicas consistentes e inversiones muy importantes por parte de las compañías». En ese rumbo, el informe de la Cámara anticipa que la industria energética estaría en condiciones de aportar un superávit comercial en torno a los 7.000 millones de dólares a partir de 2025-2026, crecer hasta los 10.000 millones en 2027 y superar los 12.000 millones de dólares hacia 2030.
Las estimaciones coinciden con las expectativas oficiales y los informes realizados por otras entidades privadas. De acuerdo con información oficial y de la consultora Economía y Energía, el potencial de petróleo y gas de Vaca Muerta, más los proyectos de litio en el noroeste del país podrían cambiar el perfil exportador de Argentina para 2030. Al finalizar esa década el país podría exportar shale oil por 25.500 millones de dólares anuales. A este número se sumarán las exportaciones de GNL –del proyecto de licuefacción de gas que planean construir YPF y Petronas−, que adicionarían 20.000 millones de dólares por año. Además, el litio aportaría alrededor de 8.700 millones de dólares a partir de once proyectos previstos.
«Las proyecciones muestran niveles de inversión también significativas por parte de las empresas, cifra que se elevaría si se construyeran plantas de licuefacción, lo cual generaría un factor adicional para el ingreso de divisas».
Mientras que, en el corto plazo, de 3 a 5 años, Vaca Muerta podría exportar 13.000 millones de dólares, ya que la producción va escalando anualmente y los planes de inversión de las compañías también van en esa dirección. Las proyecciones de la CADE mencionan que «si se introdujeran supuestos más optimistas, podrían plantearse superávits comerciales superiores a los 20.000 millones de dólares en 2030».
Potencial
La entidad que conduce Peirano remarcó que «el país tiene importantes recursos energéticos que lo convertirán en un país exportador, con una balanza comercial superavitaria». «Existe un enorme potencial de crecimiento en la exploración, producción y comercialización de gas natural y petróleo y de las energías alternativas», detalló el exfuncionario.
En materia de gas, se podría sumar un proyecto modular de licuefacción en Bahía Blanca para exportar GNL por cerca de 350 millones de dólares en una primera etapa, que demandaría alrededor de dos años. En litio, los dos proyectos en producción que tiene el país están ampliando sus plantas para sumar juntas 45.000 toneladas anuales e incrementar las exportaciones a partir de 2024. «Hay una ventana de oportunidad que aprovechar para potenciar el desarrollo a nivel federal y la generación de más empleo de calidad. Este crecimiento requerirá una planificación entre el Estado y el sector privado, de manera de poder garantizar la infraestructura necesaria, la formación de recursos humanos, el acceso a insumos y la tecnología», señaló Peirano.
Existen otros proyectos que se sumarán a la fase de producción y exportación durante el transcurso de este año y el próximo, que permitirán incrementar las exportaciones actuales. Sumando todos los proyectos de litio, según las estimaciones privadas y oficiales, Argentina irá aumentando las exportaciones en los próximos cuatro o cinco años hasta los 5.600 millones de dólares anuales.
El informe de la CADE destacó que «los extraordinarios recursos naturales deben transformarse en producciones cada vez más competitivas, integradas en cadenas de valor y generadoras de una economía diversificada sectorialmente y con mayor empleo calificado».
Por ejemplo, en el caso del litio, dentro de la categoría usos tradicionales se encuentran vidrios y cerámicos, donde el compuesto le otorga determinados beneficios, como mayor adhesión y dureza. Otro uso clásico es el de aplicación a grasas y lubricantes para lograr una mayor manipulación de los materiales en contextos térmicos adversos. También, se aplica en diversas fases de la cadena de valor de las industrias plásticas, producción de medicamentos y cuidado de la salud, secado industrial y placas de blindaje, entre otros. Su uso está estrechamente relacionado con los dispositivos electrónicos, como las baterías de dispositivos móviles (smartphones), controladores de consolas de juego o dispositivos médicos u otros relacionados con la industria de la salud, y las destinadas a la electromovilidad.
Peirano afirmó que, a la existencia de los recursos convencionales, se suma el desarrollo de los no convencionales, siendo Vaca Muerta una realidad evidente con un potencial extraordinario, debido a que, fuera de Estados Unidos, es el mayor recurso no convencional del planeta.