13 de diciembre de 2021
Boca Rosa y Transformando caminos son las primeras cooperativas de personas trans de Gualeguaychú y dan trabajo a un colectivo históricamente excluido.
Para todes. Transformando caminos (izquierda) y Boca Rosa (derecha) buscan acompañar e incluir, más allá de la identidad de género.
En la Argentina, la relación del colectivo travesti trans con el cooperativismo y la autogestión tiene una larga historia, con un momento decisivo: en 2007 Lohana Berkins, referente de las luchas del movimiento LGBTIQ+, les propuso a 20 compañeras fundar una organización que les permitiera tener un salario y una obra social. Así nació el Taller Escuela Nadia Echazú, dedicado a la fabricación de ropa blanca que, desde entonces, funciona en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, primera cooperativa textil trans del país. Siguiendo ese recorrido, con el objetivo de promover la inclusión y el acceso al trabajo digno surgieron Boca Rosa y Transformando Caminos, las primeras cooperativas formadas por mujeres trans en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú. «En 2018 nacimos como grupo con chicas trans, luego se empezaron a sumar mujeres cis que eran extrabajadoras sexuales a quienes les costaba la salida laboral y después, varones cis, que por un tema de prejuicio, de cómo van vestidos, no conseguían un trabajo estable. Siempre se trató de arrimar a las minorías», cuenta Charlotte Hidalgo, síndica de Transformando Caminos. Por su parte, Romina Bentancur, su presidenta, recuerda los momentos difíciles que pasaron en las primeras reuniones. «Nos estábamos conociendo, teníamos los objetivos claros pero había un Gobierno nacional que poco se preocupaba por los más vulnerables y fue muy complejo porque muchos compañeros no tenían ni siquiera para llevar un plato de comida a su casa». Esta cooperativa, integrada hoy por 20 asociados y asociadas, brinda servicios de limpieza, mantenimiento, reparación, mejora y construcción de obras públicas y privadas, fabricación de ladrillos, bloques y otros elementos, señalización, bacheo y parquización. Hace dos años se constituyeron legalmente y, unos meses atrás, consiguieron su primer contrato formal, firmado con el municipio, para limpiar y poner en valor el expredio del Frigorífico de Gualeguaychú, donde funcionará el mercado municipal. Bentancur asegura que ese logro fue una emoción muy grande para todo el grupo. «Sentimos que el tiempo recorrido no fue en vano, logramos el objetivo propuesto y llegamos a lo que para la mayoría de los integrantes fue su primer trabajo formal».
Entre hilos y máquinas
Hace un año, con el acompañamiento del área de Género y Diversidad del municipio de Gualeguaychú, también se puso en marcha la cooperativa textil Boca Rosa, dedicada a la elaboración de toallas, manteles y banderas. «La idea es reinsertar a las compañeras que han sido excluidas a lo largo de sus vidas o han tenido que trabajar de cosas que no han querido. Era una manera de enseñarles una vocación, un oficio», explica Gabriela Gómez Girones, su presidenta. A partir de programas y subsidios otorgados por la provincia pudieron comprar máquinas y materia prima para comenzar con la producción, a la vez que realizaron un curso de capacitación de corte y confección.
La participación de mujeres trans dentro de Transformando Caminos, no solo como socias sino dentro del consejo de administración –que es el órgano democrático que toma las decisiones diarias– es algo que se valora mucho, asegura Bentancur. «Las compañeras vienen luchando desde hace años y es una alegría al alma ver su felicidad porque, aunque sea en algo chiquito, estamos colaborando a que sus vidas sean más dignas y a que reparen un poco el daño y la discriminación que han sufrido». «Lo único que nos faltó fueron oportunidades y hoy se nos está dando de esta manera así que estamos contentas», concluye Girones.