23 de marzo de 2023
Como cada año, la entidad emitió un documento que reivindica las luchas de los organismos de derechos humanos y llama a reivindicar los valores democráticos.
«Han transcurrido 47 años del acontecimiento más funesto de nuestra historia. Mediante un golpe de Estado, se implantó una dictadura cívico-militar que conculcó los derechos ciudadanos, aplicó el terror contra su propio pueblo; dejando diezmada a una joven generación, practicando cruelmente la desaparición de 30.000 compañeros/as». Así comienza la Declaración del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos a propósito de un nuevo aniversario del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976. Asimismo, sostiene que el objetivo político de aquel trágico acontecimiento «fue justamente establecer una reorganización antidemocrática, sustentada en el autoritarismo y el miedo, en pos de la destrucción de gran parte del aparato productivo, un endeudamiento externo que condicionó la economía de nuestro país por décadas». La dictadura, afirma la Declaración, incidió también en el imaginario colectivo, «al inculcar valores propios de una ideología que fractura los lazos de solidaridad, promueve la antipolítica y exacerba el egoísmo, la meritocracia y un individualismo extremo».
Los 47 años de aquel fatídico acontecimiento se recuerdan a la par que se celebran cuatro décadas de recuperación de la democracia. «Sabemos que el sufragio universal fue una conquista de los pueblos, por lo tanto ese instrumento debe ser valorado y defendido», expresa el escrito, que sostiene, por otro lado, que además de los procesos electorales, «los pueblos deben participar y movilizarse permanentemente en defensa de sus necesidades e intereses en todos los planos de la vida social». «Resulta imprescindible en los tiempos actuales –agrega– levantar aquellas banderas de que la Libertad debe estar indisolublemente amalgamada con la bandera de la Igualdad».
En otro tramo, resalta la necesidad de preguntarse, en el día de los derechos humanos, cuáles son los derechos que exige una auténtica democracia. «Asistimos a una cruel paradoja: en un tiempo histórico de fenomenales conquistas tecnológicas, científicas y productivas que habilitan avances impresionantes e inimaginables para la solución de todo tipo de situaciones de la vida, la salud y las actividades productivas, una parte sustancial de la población sufre pobreza, exclusión social, violencias de todo tipo, incertidumbre sobre el futuro, guerras y un obsceno crecimiento de la riqueza de minorías, propios de regímenes de otros estadios históricos». Y describe la otra cara de la paradoja: la obturación de una sociedad que se sustente en lazos fraternales, solidarios, privilegiando la amistad humanista y fortaleciendo el tejido social.
«De allí –expresa– que sostener viva la llama de la Memoria, encendida y sostenida por el soplo vital y generoso de las Madres, Abuelas y las organizaciones de derechos humanos es una tarea irrenunciable frente los intentos de promover el olvido y la impunidad». La Declaración destaca, en este sentido, la lucha de los organismos «que lograron interpelar a la mayoría de nuestra sociedad, inclusive superando las identidades políticas», así como también los juicios a los genocidas, que «han sido un avance ejemplar reconocido mundialmente».
«Desde el cooperativismo transformador –concluye–, siguiendo la huella profunda marcada por el ideario goriniano, continuamos con la vocación en pos de aportar al triunfo y consolidación de propuestas de progreso y esperanzadoras para los pueblos». Por último, invita a marchar nuevamente, junto a las Madres, Abuelas y los organismos de derechos humanos, en las plazas a lo largo de toda la geografía del país.