7 de septiembre de 2024
En Río Cuarto, la cooperativa Mercosol comercializa y distribuye alimentos de cooperativas, pymes y pequeños productores. Apoyo del IMFC.
Espacio abierto. Badellino, Ducato y Tissera en el importante local en el macrocentro riocuartense.
Foto: Bibiana Fulchieri
Sobre la vereda de la calle Lamadrid al 1000, en el macrocentro de la ciudad de Río Cuarto, un cartel escrito con tiza invita a ingresar y asociarse al almacén de la cooperativa Mercosol. Allí, Jazmín Ducato, vocal, y Pablo Badellino, secretario, recibieron a Pablo Tissera, jefe de la filial Córdoba del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, en una visita para afianzar los vínculos establecidos desde hace más de una década.
Nacida para acortar la brecha entre productores y consumidores de alimentos, el trabajo de Mercosol se basa en promover precios justos y soberanía alimentaria. «Acá pasa mucha gente y entra a comprar; cuando ve que no es un local convencional pregunta cómo sería eso de ser socio, pero la mayoría ya son vecinos asociados que nos conocen y están en nuestras asambleas», explica Ducato, sin dejar de ocuparse de la caja del almacén. «Ya tenemos 730 asociados y cada día se nos suman más», asegura. Y señala que para la cooperativa «es muy importante el vínculo que tenemos con nuestros asociados porque no solo pasan y llevan, por ejemplo, un paquete de yerba Las Tunas, sino que les explicamos qué estamos vendiendo, lo que significa apostar a la soberanía alimentaria». Las Tunas es producida en una cooperativa misionera por integrantes provenientes de la agricultura familiar desde 1960, que mantiene históricamente calidad, precio y se comercializa únicamente de manera directa entre el productor y consumidor. «De esta manera pueden comprar con muchos beneficios, como en un sistema “preventa” por más de diez kilos con 20% de descuento», asegura Ducato, y menciona otras cooperativas emblemáticas del almacén como La Soberana, que comercializa quesos de la Granja Siquem; Codauquen (pastas artesanales); cooperativa El Colono de Apóstoles, entre otras.
Alianzas vitales
No solamente tienen este punto de venta (un importante espacio de 60 metros cuadrados) sino que también participan en ferias ambulantes importantes como Fericambio, que se realiza en la ciudad universitaria de Río Cuarto y otras más territoriales en distintos barrios de la ciudad. Para esas ocasiones preparan bolsones promocionales de fruta y verdura fresca que envían a domicilio de manera gratuita. También tienen convenios con 14 asociaciones de profesionales y sindicatos. «Estamos en una situación social muy delicada y cada vez nos abocamos más a sumar consumidores para organizar bolsones con alimento que lleguen a organizaciones que garanticen su acceso –finaliza Ducato–, notamos en nuestro almacén que se está agudizando la pobreza estructural porque vienen niños y ancianos a pedirnos alimentos y nosotros colaboramos; no solucionamos la problemática del hambre, pero ayudamos a mejorar las condiciones en este contexto de crisis».
Economía familiar. Yerba Las Tunas, uno de los productos más característicos del lugar.
Foto: Bibiana Fulchieri
José Badellino, por su parte, rememora que los comienzos fueron en un galpón barrial en el 2013 y dos años después dieron un salto en la comercialización gracias a las alianzas estratégicas con los gremios. «Nosotros empezamos nuestra actividad cooperativa con acciones muy concretas, anticipándonos a la inflación que presentíamos sería jodida, haciendo armado y venta de bolsones con productos en su mayoría de la agricultura familiar como yerba y aceite de oliva«, recuerda. Al sumar asociados fueron teniendo más productos para acopio. «Gracias a nuestro almacén sobrevivieron los productores de alimentos en la pandemia, porque se quedaron aislados sin poderlos distribuir, y también bancamos a muchísimos trabajadores cooperativos dándoles alimentos al fiado durante tres meses».
La crisis actual impactó negativamente en el presupuesto para el mantenimiento del local. «La luz está carísima y ni hablar del alquiler de este local, que ya en enero pasado nos aumentaron un 60% y están queriéndonos sumar un 400%», dice Badellino, reiterando los conceptos que mantienen como empresa cooperativa: «Apostamos a la integración permanente con las organizaciones sindicales y colegios de profesionales para salir de esta situación por el valor del asociativismo, como proceso de construcción social transformador del sistema, donde los movimientos populares tienen enfrente a poderosos grupos económicos y financieros globales».
Tras el encuentro, Pablo Tissera agregó: «El Almacén Cooperativo de Mercosol es un ejemplo de lo que significa aportar al desarrollo local y regional de una comunidad, pues lo comercializado es del lugar y sus excedentes se reinvierten en la ciudad. Desde el IMFC colaboramos en ese sentido con financiamiento accesible vía el programa de microcréditos».