25 de abril de 2022
La asociación civil de la Ciudad de Buenos Aires brinda asistencia, acompañamiento y contención en casos de adicciones. Apoyo del Banco Credicoop.
Organizarse por la salud. La Comisión Directiva de Afepa, en sus oficinas de CABA.
GUADALUPE LOMBARDO
Con el objetivo de generar un espacio de apoyo y escucha frente a la problemática de las adicciones nació, hace poco más de un año, la Asociación Civil Fe y Esperanza Papis Adicciones (AFEPA), constituida por referentes en la materia, integrantes de equipos de salud mental y efectores de salud, que pronto se transformó en una gran red de contención para madres, padres y pacientes. La asociación, con base en la Ciudad de Buenos Aires, está presente a través de instituciones, profesionales y personas de la comunidad civil en diferentes puntos del país y se extiende a otros como México, Colombia, Puerto Rico, Chile y Paraguay, con la convicción de que la prevención y la educación es el mejor camino. «El propósito es llegar antes de que la patología se instale, mediante programas de concientización», resume la abogada Edith Esther Dacal, presidenta de AFEPA. Para ello cuentan con el respaldo de otras instituciones, profesionales y efectores que responden rápidamente ante un llamado, para luego asistir y acompañar, logrando así que el paciente y su familia tengan tratamiento y contención.
Una vez que la persona recibe el alta, la tarea continúa con apoyo en la etapa educativa y laboral junto con otras instituciones, en su mayoría cooperativas de trabajo, donde se capacitan y obtienen herramientas para la reinserción en la comunidad. Una vez al mes realizan plenarios de familias y pacientes «donde representamos intereses también de las familias, porque no solo el paciente necesita atención y tratamiento, sino que los padres precisan contención y en algunos casos, presentar recursos de amparo para lograr tratamientos», explica Dacal.
Trabajo en equipo
A medida que fueron avanzando en la actividad, se presentaron nuevos desafíos. «Este sistema de trabajo en red requirió obtener una personería jurídica que nos permita organizarnos administrativamente, y gestionar los aportes necesarios del sector privado y público para sostener las actividades previas del proyecto y la acción de defensa de derechos humanos internacionales del paciente», señala Dacal y explica que la asociación –cuyos miembros trabajan ad honorem– cuenta con fondos provenientes de donaciones que realizan sus integrantes y aquellas que hacen las familias de los pacientes cuando comienzan su tratamiento «con el fin de que podamos seguir ayudando a otras familias y manteniendo la cuenta bancaria». En este punto, tienen el apoyo del Banco Credicoop, que además de brindar soporte a través de una cuenta, acompaña en las actividades que organizan «porque para nosotros es importante el abordaje como sociedad, saber qué le pasa a esa persona, qué hay que no puede manejar», subraya Edith Dacal y hace hincapié en la necesidad de fortalecer los vínculos sociales y brindar un espacio de escucha.
La sinergia con el banco se ve potenciada porque ambas instituciones tienen valores en común como la solidaridad y el compromiso con la comunidad. «Para nosotros, que una institución como el Credicoop nos brinde apoyo, más tratándose de un banco cooperativo donde hay un interés genuino por el otro, es muy importante», reconoce la presidenta. La filial Balvanera del banco, de hecho, acaba de otorgarles un premio institucional de ayuda directa para que puedan potenciar sus actividades. «Es un reconocimiento y nos da un impulso para seguir trabajando», concluye Edith Dacal. Y reflexiona: «En el fondo, nuestra actividad le reditúa al país: se gasta menos en salud pública y en definitiva es una proyección de calidad de vida».