18 de mayo de 2021
Gabriela Villalonga y Rodrigo Cárdenas
En octubre de 2020 se cumplieron cinco años del fallecimiento de Eduardo «Tato» Pavlovsky, actor, dramaturgo, psicodramatista, ensayista, intelectual y político. Lo cierto es que cada vez se lo extraña más como referente insoslayable de la cultura argentina. Un notable espectáculo teatral independiente, Deviniendo Tato, se hace cargo justamente de ese sentimiento. La directora Gabriela Villalonga y el dramaturgo Rodrigo Cárdenas revelan allí la intensidad de la ausencia de Pavlovsky, al mismo tiempo que la radiante presencia de su legado. Se trata de un unipersonal, muy eficazmente interpretado por Maxi Sarramone, en el que, con inteligencia, conocimiento de la materia, mucha emoción y mucho humor se recrean las sesiones de psicodrama grupal que Pavlovsky desarrollaba en el consultorio ganado al garaje de su casa particular. Deviniendo Tato asume la singular perspectiva de sus pacientes. Villalonga y Cárdenas hicieron psicodrama grupal con el autor de El señor Galíndez, y lo homenajean poniendo en escena la importancia que la experiencia tuvo y sigue teniendo para ellos. Gracias a los múltiples roles desempeñados por Sarramone, asistimos a la evocación de la dinámica de aquellos encuentros, en los que se incluyen fragmentos de piezas teatrales, páginas ensayísticas y testimonios del gran dramaturgo e intelectual. Deviniendo Tato es, por un lado, un elogio del psicodrama grupal como forma de sanación a través de las prácticas de representación. Por otro, es una recuperación de algunos de los momentos más intensos de la escritura de Pavlovsky: Potestad, Textos balbuceantes, Pequeño detalle, Multiplicación dramática, Poroto, La ética del cuerpo, Micropolítica de la resistencia, entre otros. Según Pavlovsky, su forma de hacer y pensar el psicodrama le debía más al teatro que este al psicodrama. Pero Deviniendo Tato nos lleva a reflexionar sobre ese vínculo y a preguntarnos cuánto le debe el teatro de Pavlovsky a su práctica psicodramática. Imperdible. (Nün Teatro Bar)
Sarramone recrea las sesiones de psicodrama grupal que encabezaba Pavlovsky.