3 de abril de 2024
Argentina al diván
Autor: Marcelo Cotton
Directora: Guadalupe Bervih
Elenco: Diego Reinhold Daniel Casablanca
Sala: ND Ateneo
Consultorio. El psiquiatra (Reinhold) y su paciente, nada menos que la Argentina (Casablanca).
Foto: Prensa
Con el espectáculo Argentina al diván, la cartelera porteña recupera magistralmente el género de la comedia política (forma teatral de extensa trayectoria en el país desde el siglo XIX, que tuvo a Enrique Pinti entre sus más celebrados cultores). El punto de partida es desopilante: un poco confiable psiquiatra lleno de traumas (interpretado por Diego Reinhold) atiende a una mujer que no está en sus cabales (Daniel Casablanca), quien resulta ser nada menos que la Argentina, la patria, el país encarnado en un cuerpo femenino, grotesco, ridículo y doliente.
La alegoría de la nación (abstracción personificada presente en tantas esculturas e imágenes) baja de su pedestal y, transformada en una persona de carne y hueso, grita que le robaron, pide ayuda y cuenta todo lo que le ha pasado. Cruce de psicoanálisis social y examen revisionista de la historia (se va pasando por la memoria de aquellos acontecimientos que son parte de la conciencia colectiva emocional), Argentina al diván es una variante cómico-teatral del ensayo de indagación nacional cultivado por Mallea, Martínez Estrada, Scalabrini Ortiz, Jauretche y muchísimos escritores más. Ya desde el subtítulo el espectáculo reescribe el Himno nacional cuando propone la clave: «¡Al gran pueblo argentino salud… mental!».
Por supuesto, a quien le quepa el sayo que se lo ponga: la señora Argentina y quienes la hacen padecer son el pueblo (en particular, las y los espectadores, por eso el personaje surge del espacio de la platea), pero especialmente sus gobernantes, los políticos actualmente en el poder, el territorio nacional, en el presente y a través de su historia. La situación actual del país, el día a día, resignifica la obra en cada función, y más que nunca no debe haber una función igual a otra.
El texto de Marcelo Cotton, reelaborado por Casablanca, Reinhold y la directora Guadalupe Bervih, reivindica una multiplicidad de sentidos que lo hacen muy inteligente y disfrutable, porque mantiene todo el tiempo en vilo al espectador. Dos actores de la trayectoria de Casablanca (Los Macocos, integrante en gira de Les Luthiers) y Reinhold (discípulo de Hugo Midón con más de una decena de trabajos premiados en el musical y la comedia) hacen un «entre» imperdible, una dupla actoral en la mejor tradición de los grandes binomios nacionales. Si los comparamos con el fútbol, diríamos que todo el tiempo juegan juntos, con o sin la pelota, en busca del lucimiento individual o «sirviendo» al otro. Ambos personajes y su interacción les permiten a Casablanca y Reinhold desplegar sus saberes en todos los planos de la comicidad: gestual, verbal, de situación, de carácter.
Sobresale el recurso de la cita de los discursos del pasado y el presente nacional (sociales, políticos, culturales), así como la alteración cómica a través de la parodia, que repite lo reconocible y lo transgrede para generar risa. La obra cumple plenamente con su doble objetivo: lleva a la reflexión sobre el país, su historia, la política, y al mismo tiempo hace reír. Se trata de una risa de identificación, que sin duda por momentos mezcla la carcajada con el sabor amargo. Teatro comercial de arte, con dirección de Bervih y producción general de Daniel Randazzo y Roberto Bisogno, Argentina al diván cuenta con un equipo notable de colaboradores, en el que hay que destacar la dirección de arte de Analía Cristina Morales y la música original de Tomás Rodríguez. Imperdible.