16 de abril de 2022
Betty Gambartes y Diego Vila
Annie Dutoit Argerich encarna a Wieck con entrega, devoción y conocimiento.
En la cartelera porteña desembarcó una de esas piezas distintas y distinguidas, que no tiene que ver con el común denominador –en este caso, la comedia– que predomina en buena parte de la avenida Corrientes. A priori ignota, la Clara Wieck del título es la alemana Clara Schumann (1819-1896), la eximia pianista y compositora considerada durante décadas la mejor y más influyente de Europa. Casada con su admirado Robert Schumann, debió entablar una larga batalla con su padre y maestro, quien se oponía a la boda. Tuvo ocho hijos y eligió adoptar el apellido de su marido, que sufría esquizofrenia y depresión. En esos tiempos donde la mujer estaba tan relegada Wieck era una rara avis, aunque debió pagar un alto costo ante la mirada ajena: recibió críticas por descuidar a sus hijos y por internar a su marido en un asilo, además de soportar acusaciones de promiscuidad por su cercana amistad con Johannes Brahms. Con todos esos condimentos, la pieza describe distintos momentos de la vida de una artista que enfrentó un sinfín de vicisitudes domésticas en medio de una carrera tan rica como exigente. Betty Gambartes y Diego Vila se basaron en fragmentos del diario íntimo de Clara y en publicaciones de la época para darle forma a la atractiva ¿Quién es Clara Wieck? La dupla autoral no solo presenta a este fabuloso personaje, sino que le da la bienvenida al teatro argentino a la personal y carismática Annie Dutoit Argerich, hija de la prodigiosa Martha Argerich y del reconocido director de orquesta suizo Charles Dutoit. La actriz encarna a Wieck con entrega, devoción y conocimiento, como si se tratara de la propia compositora. También destila profundo dramatismo en aquella escena en la que su personaje debe elegir entre hacer una gira por Europa o suspenderla para acompañar a una de sus hijas, enferma de tuberculosis. El resultado es una propuesta singular que no requiere un conocimiento previo de la música clásica, sino estar abierto a descubrir la vida de una mujer fuera de lo común. (Teatro San Martin)