19 de noviembre de 2024
Todo bien todo bien
Autores: Marcelo Katz y Carolina Pecheny
Director: M. Katz
Elenco: C. Caillon, G. Jeger, M. Russo, E. Sena, E. Valdez
Sala: S. González Tuñón del CCC
Travesía. Eleonora Valdez y Ezequiel Sena consiguen sostener el tempo y el humor.
Todo bien todo bien puede verse los sábados en la Sala Raúl González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Cuenta con la dirección del experimentado Marcelo Katz (también responsable de la dramaturgia, junto con Carolina Pecheny), un teatrista de reconocida trayectoria que propone una mixtura entre teatro, danza, música y circo. Componentes que se presentan de manera equilibrada en esta obra en la que cinco personajes/viajeros se preguntan, durante un tiempo indefinido, «qué es estar bien». A medida que avanza el espectáculo, todos intentarán descifrar esa incógnita plagada de resonancias filosóficas que en otras ocasiones llega de manera mucho más prosaica o trivial, bajo las formas de libros de autoayuda o publicidades televisivas.
Fiel a su predilección por la técnica clownesca, Katz colabora ya desde la dramaturgia en la tarea de imprimirle a cada uno de estos seres una personalidad en la que el histrionismo, la destreza física y el humor se amalgaman orgánicamente. Todos ellos indagan en la misma cuestión pero, al mismo tiempo, en medio del viaje surgen divergencias y confrontaciones, aunque siempre se termina imponiendo el espíritu colectivo. En ese sentido, Todo bien todo bien dialoga con otra propuesta del Centro Cultural: La celebración, de Juano Villafañe y Manuel Santos Iñurrieta. Ambas obras están construidas sobre la idea de cómo imaginar una vida en comunidad, cómo hacer del deseo individual una potencia colectiva, línea rectora del movimiento cooperativo.
Los intérpretes de Todo bien todo bien (grandes trabajos compositivos de Cecile Caillon, Gastón Jeger, Mariano Russo, Ezequiel Sena y Eleonora Valdez) consiguen sostener el tempo y el permanente humor en esta travesía que podría ser eterna. Además de la búsqueda constante, otro de los ejes de la dramaturgia tiene relación con qué saberes nos atraviesan, en un arco que va desde la biología hasta el esoterismo; es imposible no sentirse interpelado por las discusiones que se suscitan a partir de este tema y, en cierto sentido, el espectador asimilará el carácter alegórico de la pieza.
Además de los interesantes trabajos de música, diseño de iluminación y vestuario (a cargo de Diego Vila, Ricardo Sica y Liliana Piekar, respectivamente), la escenografía de Ariel Vaccaro logra adquirir la dimensión de un personaje más. Su carreta/carromato no solamente es el soporte que traslada al grupo, sino que se revela como una caja de herramientas para cada una de las instancias del viaje. Hay también un espacio en el que, miniaturas y sombras mediante, se proyectan (en el sentido visual, pero también en el metafísico) los lugares que podrían ser el mejor hogar para estos eternos viajantes. Antes del apagón final, tal vez no sepamos si conseguirán responder la pregunta inicial, pero es altamente posible que sí tengamos el deseo de que encuentren su lugar en el mundo.