6 de octubre de 2024
Cuando la fe mueve montañas
Francis Alÿs
Proa21
Proeza. Con la ayuda de 500 estudiantes, Alÿs logró mover una duna en Lima.
¿La fe mueve montañas? La pregunta no tiene, hasta hoy, una respuesta científica. Pero lo que sí puede saberse y comprobarse es que la voluntad, el tesón y el activismo sí lo hacen. Sucedió en Perú hace 22 años en una zona desértica y al final del mandato del autoritario Alberto Fujimori. Lo provocó y lo documentó el artista Francis Alÿs, nacido en Amberes, Bélgica, en 1959, y residente en México desde 1986.
Un acto de rebeldía, prepotencia y desafío fue llevado adelante el 11 de abril de 2002 por más de 500 estudiantes equipados con palas, que formaron una sola línea en torno a una duna. Cronométricamente avanzaron juntos y fueron empujando a cada paso, hasta desplazarla unos diez centímetros más allá de su ubicación natural en la zona en cuestión. En efecto, movieron una montaña de arena.
Alÿs lo documentó a través de fotografías, videos y audios y el resultado de ese registro es lo que hoy se exhibe en el espacio Proa21. «Ya para fines de la década de los noventa Francis Alÿs había concebido la obra como un proyecto de cambiar nuestra mentalidad por medio de una fábula, que llegara incluso a los que podían escuchar de ella un rumor lejano», contaba en una entrevista Cuauhtémoc Medina, curador e ideólogo junto a Alÿs de la obra oportunamente titulada Cuando la fe mueve montañas y que hoy se aprecia en el espacio del barrio de la Boca.
Este fue el contexto de una acción extrema sobre la que la mayoría de los habitantes de la zona tenía muy poca fe. El pueblo peruano había atravesado una década de violencia y conflicto interno provocado por Sendero Luminoso y el gobierno militar. Fue entonces cuando los suburbios de Lima empezaron a cubrirse de asentamientos habitados por inmigrantes del interior del país. Alÿs había visitado el área en ocasión de la Bienal de Lima y, ante tal panorama, creyó en la necesidad de aportar su arte a la causa, como lo venía haciendo en distintos rincones de América Latina.
Así, en una acción de artivismo, convocó a cientos de personas a unirse en un esfuerzo común para mover una montaña, literalmente. El proyecto de Alÿs asomó entonces como un acto de esperanza y resistencia en medio de un panorama político y social complejo. Algo en apariencia imposible de concretar se hacía realidad gracias a la colaboración y eso que podía llamarse «fe».
Alÿs se caracteriza por aplicar métodos alegóricos y poéticos para representar realidades sociales y políticas tales como el cruce de fronteras, el beneficio y el detrimento del llamado progreso y los encuadres tanto locales como globales del tránsito en las áreas de conflicto de las comunidades. En México, Alÿs comenzó a desplegar sus dotes artísticas siempre preocupado por el controvertido devenir de los pueblos de aquí y de allá y, a lo largo de más de 20 años, produjo un cuerpo de obra en el que puso el acento en la producción de sus videos pero también en la pintura, la performance y la fotografía. Soportes complementarios y en eclosión.
Más allá de reconstruir una acción realizada hace 22 años en Lima, el voluntarismo poético vuelve a ser relevante en estos momentos turbulentos de la historia, no solo peruana. Exhibirla en este espacio vanguardista que es siempre Proa 21 propone una reflexión en tiempos fatales y tristes. ¿Dónde se encontraría el equivalente local a la arena peruana para sentar el precedente de que, si no es la fe, algo debe mover esta montaña de cuestionables libertades y carajos?
