28 de mayo de 2022
Ante las heladas, los vitivinicultores franceses recurren a métodos tradicionales para evitar que las bajas temperaturas destruyan la cosecha, como sucedió el año pasado, con pérdidas que alcanzaron los 2.000 millones de euros. Mientras que algunos agricultores rocían con agua sus viñedos, otros queman fardos de paja para proteger las plantas de las heladas. Y otros –como en la región central y sur de Francia– eligen encender miles de antorchas de fuego en latas que iluminan la noche. Por hectárea de viñedo se necesitan entre 300 y 400 antorchas colocadas estratégicamente entre las vides, para evitar que la helada primaveral llegue a la tierra y arruine los nuevos brotes y las flores. Este espectáculo nocturno que tiene lugar durante una o dos noches al año impresiona como un cultivo de fuego que, a causa del cambio climático, se ha vuelto un fenómeno recurrente.