Fragmentos de clásicos como «Hamlet», «Macbeth», «Romeo y Julieta», «Otelo», «Ricardo III» y «Julio César» se entrelazan en la obra que el actor protagoniza en el CCC. El consejo de Alfredo Alcón y su propio lugar en el medio.
13 de octubre de 2016
Sueño cumplido. El actor dice que la pieza no fue pensada para «entendidos». (Prensa)
Se sale de la vaina Juan Gil Navarro, que define como «el mayor desafío interpretativo» de su carrera a Shakespeare, todos y ninguno, que se presenta en el Centro Cultural de la Cooperación. Para el actor, de 43 años, fan de la obra de William Shakespeare, resulta «un sueño cumplido». La pieza entrelaza fragmentos de Hamlet, Enrique IV, Macbeth, Romeo y Julieta, Otelo, Ricardo III, El rey Lear, Julio César, Timón de Atenas, Coriolano y La tempestad. «La propuesta consiste en poder transitar aquellos textos que reflexionan sobre las pasiones humanas, a través de un hilo conductor temático, no cronológico. No se trata de una sucesión de personajes, sino más bien del diálogo conjunto de todas esas voces», describe.
En esta puesta, dirigida por Jorge Vitti, «las solemnidades, los purismos y los estilos pomposos quedan de lado», asegura el intérprete, que viene de tener una importante participación en La Leona. «Lo que pretendo es que Shakespeare, todos y ninguno llegue al mayor público posible. No es para entendidos, esnobs o para especialistas, tampoco para una elite: es para toda la familia. De lo contrario, no me habría metido en esta cruzada», agrega.
Porteño, con 20 años de trayectoria –debutó en Montaña rusa–, Gil Navarro no forma parte del colectivo actoral que está presente en las redes y en los medios con asiduidad. «Yo hago televisión para poder darme el lujo de llevar a cabo una obra como esta», confiesa sin vueltas. «Acá no busco la plata, porque la gano en la televisión, a la que respeto: me da espacio y trabajo, pero no tiene que ver con mi forma de ser. Yo a la tele la veo marketinera, especuladora y con poco corazón. S0lo se piensa en el número y en llenarla de lindas modelos, galanes de veintipico con abdominales marcados y poco contenido».
Después de infructuosos intentos en el teatro San Martín y el Cervantes, el CCC le abre las puertas a su proyecto justo en la temporada donde se cumplen 400 años de la muerte de Shakespeare. «Me moría de ganas de representar un texto. Sé que estar en un escenario, sólo, con fragmentos de semejantes piezas es propio de un loco, pero me enorgullece contar con esa audacia. Es un desafío, para el que me abrió la cabeza y me estimuló Alfredo Alcón, cuando hizo roles como Hamlet, Ricardo III y Próspero. Alfredo fue mi guía espiritual y el que me estimuló para no perder la pasión por Shakespeare. Una vez en un camarín me reveló: “Mirá pibe, Shakespeare plantea preguntas, siempre preguntas, ninguna respuesta”. Y después me tiró la posta: “Mirá que meterte a representar obras de este tipo es equivocarse seguro, pero seguro. El tema es equivocarse lo menos posible”. Y hoy, que estoy frente a este stand up shakespeariano, entiendo lo que me decía Alcón: hacer Shakespeare es tener el mundo en contra, es como un tsunami inevitable donde hay que tratar de que la ola te revuelque lo menos posible. Pero raspones voy a sufrir, seguro».
A Gil Navarro lo suelen llamar «galán atípico», quizás por su pinta no convencional, por su perfil bajo o por esa dualidad de personajes con los que suele cabalgar: buenos conmovedores o malos perversos. «Cada vez me importan menos los rótulos, pero si tienen que ver con la singularidad, bienvenidos sean. La tele de hoy impone la pavada de que sos actor o sos galán. No solo en la política existen las grietas», dice, con una sonrisa que atenúa su habitual gesto serio.
En su ajetreada vida laboral, paralelamente a Shakespeare, todos y ninguno, protagoniza Deseo en el Metropolitan, con un elenco que completan Julieta Ortega, Moro Anghileri y Alejandro Paker. «Es una historia de amores y pasiones, deseos, como sugiere el título. Mi personaje tiene una vida tranquila, está casado hace 10 años, hasta que en un viaje de fin de semana conoce a una amiga de la mujer. Hay amores cruzados, triangulaciones, situaciones tan calientes como caóticas. Un espectáculo de esos que te tienen al filo de la butaca».