15 de enero de 2022
Paul Thomas Anderson
California y los 70, con Kane y Hoffman.
Nadie mejor que Paul Thomas Anderson para retratar las relaciones humanas desde su complejidad, sin resoluciones fáciles ni convencionalismos. Así es la historia de Alana Haim (Alana Kane) y Gary Valentine (Cooper Hoffman), dos adolescentes en la California de 1973 que enfrentan el pasaje a la adultez, mientras sienten atracción el uno por el otro. El director de Embriagado de amor y El hilo fantasma cuenta el romance sin concesiones melodramáticas, con los celos, temores y deseos a flor de piel. La pareja se conoce en el ámbito de la fotografía y la actuación, rodeados por extravagantes personalidades: Sean Penn personifica al actor William Holden, Bradley Cooper al productor Jon Peters. Pero quienes se llevan los laureles en el film son los protagonistas, que rompen con el estereotipo de belleza hegemónico mientras intentan abrirse paso a contramano de los mandatos sociales. Los movimientos de cámara los acompañan en sus respectivos caminos de vida, algunas veces paralelos, otras antagónicos, pero inevitablemente unidos. Del mismo modo que Boogie Nights, Licorice Pizza recrea la época de forma idílica y cada fotograma trasmite nostalgia, con hits del rock del momento y una estética similar a la del cine de aquellos años.